Gigantopithecus, el verdadero King Kong

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Los tamaños máximos que alcanzan las distintas especies animales que habitan este nuestro comúnmente conocido como Planeta Azul están medido mediante variables físicas, algo que ya mencionábamos en artículos como los de los supuestos insectos gigantes, o en el caso de la Titanoboa.

Uno de los personajes más populares en el cine de todos los tiempos es King-Kong, ese gran gorila que sentía predilección por las mujeres bellas y de cabellos dorados.

El gorila es el mayor de todos los primates. Un macho adulto puede medir hasta 1,7 metros de altura y pesar entre 140 y 200 kilogramos (bien es cierto que en cautividad algunos ejemplares se han aproximado a los 300 kilogramos de peso), mientras que las hembras pesan alrededor de la mitad. Es tras el chimpancé y el bonobo, el primate con el que más parentesco genético comparte el ser humano, en torno a un 96% del ADN.

Un primate vegetariano y tranquilo, a quien el cine y la historia de múltiples civilizaciones han dado la fama de agresivo y violento, medio hombre, medio bestia. Es sin embargo, un animal muy pacífico, que solo realiza acciones ofensivas como defensa y raramente carga. Los grupos están formados por machos y hembras, aunque solo uno de los machos (el jefe, o espalda plateada) tiene derecho a apearse con las hembras.

Ahora bien, si un gorila de 1,7 metros de altura alcanza casi los 200 kilogramos de peso, un gorila de las dimensiones de King-Kong debería pensar unas 400 toneladas, lo que hace inviable cualquier forma de vida. Ese enorme peso sería un problema hasta para el más mínimo movimiento. Por ello, la existencia de dicho macroprimate queda completamente descartada en lo que a biomecánica respecta.

Sin embargo, indagando en la historia y la paleontología podemos dejar de lado el cine. Y es que, una vez más, sale a la luz una criatura insólita donde las haya.

Hace entre 1 millón de años y 100.000 años vivió en China, Vietnam y La India un primate que podría incluso rivalizar con King-Kong.

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Conozcan al Gigantopithecus, nombre grecolatino que literalmente significa «mono gigante». Y es que, ¿qué descripción podría ser más precisa? Se trata del mayor primate cuyos fósiles han sido encontrados. Caminaba empleando sus cuatro extremidades, como lo hacen los gorilas actuales. Al igual que ellos, se alimentaba a base de plantas, especialmente bambú, complementado en ocasiones con frutos estacionales.

Medía hasta 3 metros de altura, y pesaba entre 300 y 500 kilogramos, lo que supone triplicar el tamaño de un gorila moderno. Estas medidas son estimaciones alcanzadas gracias al coeficiente que existe en primates actuales que establece una relación entre el tamaño del cráneo y del cuerpo.

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Comparativa entre un cráneo de Gigantopiteco, uno de gorila y otro humano. El del mayor primate y del gorila contienen un rasgo que no existe en humanos: la cresta sagital. Es el lugar del cráneo al que se anclan los músculos que mueven esa potente mandíbula, un rasgo exclusivo de primates vegetarianos, y es que, fragmentar una dura caña de bambú precisa de gran fuerza.

Las piezas dentales del Gigantopiteco medían 2,5 centímetros de anchura. Estos restos, junto con la mayoría de los huesos de esta antigua especie, han sido recolectados durante siglos para la medicina tradicional china, motivo principal de que los fósiles sean tan escasos. Tradicionalmente se hablaba de las osamentas de estos animales como «huesos de dragón».

El Gigantopiteco compartió su hábitat con un antepasado del hombre moderno, el Homo erectus. Se desconocen las causas de su extinción, aunque normalmente se han atribuido a cambios climáticos y la competencia con especies mejor adaptadas, como el ya mencionado, a la vez que el panda.

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Recreación de un encuentro entre un grupo de Homo erectus y una pareja de Gigantopitecos en un bosque del sudeste asiático.
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Juan José Alférez Cara
Biólogo. Le fascina la naturaleza y esa fuerza moduladora que durante millones de años ha dado lugar a todas las formas de vida que hoy habitan La Tierra, llamada Evolución, y que también ha servido de lienzo para las leyendas de todos esos escritores desde la Antigua Grecia hasta el Siglo XXI. Contacto:juanjoalferez1@gmail.com

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