Serpientes. Probablemente los depredadores más efectivos del planeta. Comparados con otros depredadores de gran escala, como los grandes félidos, las serpientes, u ofidios, son relativamente pequeños y más robustos, y capaces de desenvolverse por medios inaccesibles para muchos otros animales cazadores.
Se originaron en el Cretácico, a partir de unos reptiles marinos similares a pequeños lagartos. Al salir a tierra firme, estos animales vieron muy limitado su movimiento debido a sus patas, que paradójicamente debían ayudarles en el transporte. Con el paso de las generaciones, la selección natural hizo desaparecer completamente las extremidades. A día de hoy, algunas de las especies más primitivas aún conservan vestigios de una antigua cadera.
Actualmente, existen más de 3.000 especies de serpientes, repartidas por todos los continentes, a excepción de las latitudes polares. Las hay que miden pocos centímetros, hasta otras que alcanzan los 10 metros de longitud. Las dos especies más grandes en la actualidad son la anaconda (Eunectes murinus) y la pitón reticulada (Malayophyton reticulatus).
Son serpientes grandes y fuertes, como igualmente fuertes y vigorosas son las presas que como sustento les sirven. Sin embargo, palidecen si se comparan con un pariente ya extinto descubierto hace algunos años en Colombia. Vivió en el Paleoceno, es decir, hace entre 60 y 58 millones de años. Su tamaño y zona de distribución aparecen en su nombre científico: Titanoboa cerrejonensis, ya que fue encontrada en una mina de carbón de Cerrejón. Las vértebras encontradas sugieren que pudo superar los 13 metros de longitud, y podría poseer un peso de más de una tonelada. Ambas cifras superan largamente las dimensiones de las dos especies más grandes en la actualidad.
El contexto de los fósiles nos indica que se trataba de una zona pantanosa, por lo que la serpiente tuvo hábitos muy similares a las actuales anacondas, que pasan gran parte del tiempo en el medio acuático y son magníficas nadadoras. Además la gigantesca serpiente pertenecía a la misma familia que las dos especies actuales (Boidos) por lo que al igual que ellas, mataba a sus víctimas mediantes constricción. Al contrario de lo que a simple vista puede parecer, la constricción busca la asfixia de la presa, no la rotura de los huesos o aplastar a la víctima.
Las serpientes, como la inmensa mayoría de los reptiles, no pueden autocontrolar su temperatura. Dependen para ello de la del medio circundante. El tamaño de la Titanoboa sugiere que el medio en que habitaba era más cálido que el actual, lo que apunta a que fue un cambio climático el responsable de su extinción. La temperatura actual hace imposible que pudiera existir una serpiente de las dimensiones que ostentó en su momento la Titanoboa.
Las serpientes están entre los animales más temidos por el hombre. Instintivamente para ese temor está el hombre preparado. Nuestros parientes más cercanos del reino animal (monos y simios) reaccionan pavorosamente ante el avistamiento de cualquier ejemplar de serpiente, incluso en aquellos casos en los que dicho ejemplar en particular no suponga peligro directo para uno de ellos.