No hay que seguir siempre a pie juntillas las recomendaciones de un capitán de barco experimentado ante alguna situación de peligro, aunque se trate de la mayor autoridad a bordo. Normalmente, es el hombre con más conocimientos ante este tipo de situaciones pero de vez en cuando ocurre que una mala decisión puede provocar un final trágico. Esto fue lo que le ocurrió a un buque que naufragó con más de un centenar de pasajeros amarrados a sus camas en los camarotes donde iban alojados. Con el paso de los años, el naufragio ha sido visitado por multitud de buzos y aficionados pero algunos han percibido fenómenos extraños, RMS Rhone, el buque que naufragó con los pasajeros atados.
El buque británico de vapor de transporte de pasajeros y de correo real británico llamado RMS Rhone fue un barco de casi cien metros de eslora por doce de manga que realizaba la ruta entre Inglaterra y el Caribe. Este barco era considerado uno de los más modernos de su época, siendo uno de los primeros buques en tener el casco fabricado de hierro así como el segundo en llevar una hélice de bronce. Además era muy rápido en comparación con sus competidores alcanzando los 14 nudos. Fue construido en 1865 en Millwall Ironworks en la Isla de Dogs al este de Londres. Este buque estaba equipado con 253 camarotes de lujo, 30 de segunda clase y 30 de tercera. Tan sólo estuvo en servicio dos años. Su última travesía fue la sexta, que terminaría un 29 de octubre de 1867.
El 19 de octubre de 1867, el buque Rhone, bajo el mando del Capitán Robert F. Wooley, entraba en el puerto de Great Harbour en la paradisíaca Isla de Pedro, perteneciente a las Islas Vírgenes Británicas, para tomar carbón y continuar su ruta. Normalmente la escala para coger combustible era en la Isla de St. Thomas, pero debido a un brote de fiebre amarilla decidieron cambiar de puerto. Cuando llegó el buque Rhone tuvo que fondear en la bahía junto a otros barcos por estar el atraque ocupado.
Pronto las lecturas de presión atmosférica empezarían a mostrar bajadas bruscas de presión. Todo parecía indicar que una gran tormenta se estaba acercando. En concreto uno de los ciclones más importantes jamás registrados en aquellas latitudes. Fue el denominado Huracán San Narciso, una bestia tropical que se movía hacia el oeste. Los valores de presión alcanzaban los 952 milibares y los vientos generados eran de más de 120 nudos.
En el fondeadero de Great Harbour no solo estaba el Rhone sino que le acompañaba otro correo británico, el barco Conway. Pese a que el huracán se acercaba, ambos capitanes decidieron permanecer con sus barcos fondeados y capear el temporal. La primera parte del huracán empezaba a azotar con intensidad y provocó que las anclas garrearan, no se fijaran en el fondo, teniendo que utilizar sus máquinas para tratar de contrarrestar los embistes del viento y la mar.
Tomaron la decisión de traspasar los pasajeros de un buque a otro, del menor al mayor, es decir, al Rhone y salir de la bahía, ya que se temían que fueran desplazados por los vientos contra tierra. El capitán Wooley creyó que lo mejor para sortear la segunda parte del huracán que acechaba era salir a mar abierto donde tener más espacio para maniobrar e intentar escapar. Para evitar que el pasaje fuera violentamente golpeado y resultara malherido durante la maniobra, el capitán ordenó que se ataran todos los pasajeros a sus camas. Aunque no se sabe la cantidad exacta de pasajeros, se cree que unos 150 pasajeros fueron bien amarrados en sus camarotes El otro buque, el Conway, decidió poner rumbo al puerto de Road en la Isla de Tórtola, pero el ciclón lo logró alcanzar, condenándolo al hundimiento y pereciendo todos sus tripulantes.
El Rhone tuvo que cortar la cadena del ancla para poder salir a la mar ya que quedó enganchada en una arrecife de coral. El capitán escogió una ruta más corta enfilando a la Isla de Salt en dirección Black Rock Point. Cuando se estaba acercando, a unos 200 metros, los fuertes vientos empezaron a rolar hacia el sur. Una ola gigante golpeó al barco arrojando al capitán por la borda y empujando al Rhone contra las rocas. El casco se agrietó severamente empezando a entrar agua rápidamente en la sala de máquinas. Las calderas explotaron con la diferencia de temperatura partiendo al Rhone en dos y hundiéndose en pocos minutos. En la popa todos los pasajeros que se encontraban en sus camarotes atados fallecieron. No tuvieron tiempo de librarse de las correas que los unían a las camas, y todo ocurrió muy rápido. Algunos tripulantes se subieron a un mástil y allí aguantaron hasta que fueron rescatados. Tan sólo sobrevivieron 23, la mayoría de la tripulación. Muchos de los fallecidos se encuentran actualmente enterrados en el cementerio de la Isla de Salt, aunque hay nueve tumbas sin identificar. Aquel día, el ciclón arrasó aquella zona del Caribe, más de 800 muertes y más de 60 barcos se hundieron en la bahía de St Thomas un 29 de octubre de 1867.
Tan solo se quedó un mástil que sobresalía del agua que fue cortado por seguridad en la navegación en 1950. El lugar del naufragio fue nombrado en 1980 Parque Nacional Marino. El barco partido en dos yace en el fondo, la proa recostada por su lado de estribor a unos 24 metros y la popa a unos nueve metros.
Sin duda es uno de los sitios preferidos para aficionados al buceo y a los naufragios, es una de la grandes atracciones turística de la zona. No sólo es muy visitado por submarinistas por el interés que muestra el naufragio y los objetos que se pueden ver sino por la abundante vida marina que lo decora y la presencia de tortugas y pulpos.
Sin embargo también es conocido por estar encantado como aseguran varios buzos que trabajan en la zona, durante algunas visitas al naufragio han sentido fenómenos extraños. Han sufrido una serie de experiencias muy sorprendentes, ocurriendo sobre todo en la proa del barco. Al parecer uno de los primeros buzos que visitó el naufragio recolectó los huesos de las victimas que encontró y los depositó todos en la proa. Algunos buzos han sentido, sin dudarlo, como algo tocaba sus hombros y brazos. Se han oído también ruidos extraños, fuertes golpes, gritos y gemidos.
¿Sugestión, fenómenos paranormales o publicidad para la zona?, lo cierto es que el naufragio del Rhone se emitió en un documental del canal National Geographic, llamado Is it real? donde se trataban alguno de los grandes misterios de todos los tiempos. En la película de terror «The Deep» (Abismo) de 1977 fueron grabadas algunas escenas en el naufragio del Rhone, donde aparecen la proa y la gran hélice que descansa en el fondo cerca de la popa.
29 de Octubre se celebra San Narciso en Girona, Salt esta junto a Girona.
Hola María muchas gracias por tu comentario. Efectivamente ocurrió el día de San Narciso. En Puerto Rico le pusieron este nombre al huracán al ocurrir el día del santo de San Narciso. Saludos!!!