Marlborough, el velero de los esqueletos

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El paradero de este bonito barco velero construido en Glasgow en 1876, un clipper de casi 70 metros de eslora y 10 de manga, es completamente desconocido, su último viaje conocido fue desde Lyttelton en Nueva Zelanda hasta Londres, un 11 de enero de 1890 con una carga correctamente estibada de carne congelada y lana. Tenía una tripulación de 30 hombres, todos experimentados y buenos marinos los cuales murieron y vagaron durante años en el Marlborough, el velero de los esqueletos.

No existían motivos claros por los que aquel barco no llegara nunca a su puerto de destino. Fue visto por última vez el 20 de enero. Era un barco en muy buenas condiciones, rápido, maniobrable y no había habido aviso de tormenta ni mal tiempo para su travesía. Pero los meses pasaron y pasaron y nunca más hubo noticias del Marlbororugh. Quince meses después de su partida fue dado por desaparecido oficialmente.

Fue en 1913 cuando un práctico de Seattle, llamado Burley entabló comunicación con un capitán de otro barco perteneciente a la misma compañía que hacía la ruta entre Gran Bretaña y Nueva Zelanda y Australia. Burley le dijo que había visto los restos del Marlborough. Este marino contaba que cuando era muy joven naufragó en  la Bahía de Good Success muy cerca de Staten Island junto con otro tripulante. Ambos decidieron caminar hacia un poblado ballenero cercano en busca de ayuda. En su camino descubrieron una playa donde pudieron ver restos de un naufragio. Entonces leyeron en un trozo de madera el nombre del  Marlborough. El palo trinquete había caído desde la proa sobre un montículo formando un pequeño puente por donde parecía que la tripulación había conseguido saltar a la orilla. Cerca del barco yacían una veintena de esqueletos rodeados de una gran cantidad de conchas y restos de mariscos. Todo parecía indicar que habían estado alimentándose de almejas y crustáceos hasta que les llegó su fin.

Sin embargo varios años después, contra todo pronóstico, el velero mercante fue visto, en concreto en 1919 cerca del Cabo de Hornos con sus tripulantes a bordo. Lo divisó un barco inglés, el «Johnston»  quien se encontraba realizando su travesía de vuelta a casa. Este barco estaba cerca de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, navegando pegado a la costa buscando resguardo debido al mal tiempo.

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Fotografía del bonito velero «Marlborough».

De pronto se hizo una calma total, el sol se puso y a la distancia de una milla por su proa avistaron un barco de vela de tres palos con un aspecto descuidado. Las velas colgaban destrozadas y en muy mal estado y apenas se movían. El reflejo de la luz que emitía el barco durante la puesta de sol era de color verde debido a la espesa capa de verdín y algas que lo cubrían por completo.

Le hicieron señales de todo tipo pero como era de esperar no hubo respuesta alguna. Aquel barco parecía estar clavado en el agua, ni navegaba ni iba a la deriva. Aparentaba estar abandonado, no había indicios de que hubiese nadie abordo. Decidieron entonces ir a su encuentro para salir de dudas. Cuando lograron subir, lo primero que vieron fue el esqueleto del timonel que yacía debajo del timón, daba la impresión de que hubiera estado gobernando el barco hasta el momento de su muerte. Aparecieron tres cadáveres más totalmente descompuestos en una bodega, en el comedor de oficiales del barco otros diez cuerpos y en otra cubierta otros seis. En el puente solo había un esqueleto, se trataba del capitán. Aunque se respiraba un penetrante olor a putrefacción y una angustiosa calma, todo permanecía ordenado y sin indicios de violencia.

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Ilustración de un periódico de la época sobre el descubrimiento del Marlborough.

En algunos libros y publicaciones del capitán pudieron leer  «Marlborough», Glasgow. La tripulación se dio cuenta de que estaban a bordo de un auténtico barco fantasma con sus ocupantes errantes. Había estado más de 20 años a la deriva o tal vez se habría liberado del hielo recientemente. Buscaron alguna pista que explicara aquella situación pero todo estaba en muy mal estado. Aquel ambiente siniestro sugestionó a la tripulación tanto quien inundada por el pánico abandonó fugazmente el velero. A la mañana siguiente no había rastro del velero, el barco fantasma se había volatilizado.

Surgieron muchos interrogantes de esta historia real, como ¿qué fue lo que hizo que aquellos navegantes murieran en el acto?, ¿una epidemia o envenenamiento?, sin embargo los esqueletos estaban todos fuera de sus literas y parecía que todos murieron a la vez en sus puestos. ¿Como había estado casi 20 años navegando sin gobierno sobreviviendo a temporales, corrientes y mareas?. Nunca más se le volvió a ver aunque quizás siga surcando los mares del sur empujado por la muerte y el dolor, esperando toparse en su ruta con alguien que pudiera descubrir cómo fue su misterioso final…

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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