En pocas zonas del mundo puede verse como ambientes desérticos colisionan directamente con el mar. Uno de esos lugares es Almería, en el sur de España. Sin embargo, en nuestro viaje de hoy abandonamos las latitudes Ibéricas.
Viajamos a Namibia, en el sur de África. Son muchos los parques nacionales que salpican este país, pero uno de ellos en concreto produce escalofríos solo con escuchar su nombre, ademas de que en el pueden verse cosas que no pueden ni siquiera imaginarse en gran parte del mundo. Se trata del Parque Nacional Costa Esqueletos. Se encuentra en una franja costera de unos 16.000 kilómetros cuadrados, donde el Desierto de Namibia colisiona con el Océano Atlántico.
El viento sopla desde tierra firme dirección al interior del mar, por lo que casi no llueve. Se trata pues de un lugar de características desérticas extremas. La costa esta además bañada por la frías aguas de la Corriente de Bengela, la cual al chocar con el cálido aire que procede de la tierra produce abundantes nieblas. La combinación de todos estos factores, sumado al fuerte oleaje (que facilita el desembarco, pero complica volver a alta mar) convirtieron en su momento a Costa Esqueletos, en una trampa para marineros. De ahí que la única manera de escapar de aquel páramo para los marineros que quedaban atrapados en aquellas costas fuese caminar hacia el interior. La inmensa mayoría de ellos morían en el intento. El nombre del parque se debe, no solo a la ingente cantidad de esqueletos de barcos en sus costas, sino también al alto numero de osamentas humanas encontradas dentro de los mismos así como tierra adentro.
La Corriente de Bengela carga pues con cientos de muertes a sus espaldas. Pero si hay algo que paradójicamente caracteriza a los mares bañados por corrientes frías, es la riqueza de sus aguas. En la franja marítima próxima a Costa Esqueletos habitan multitud de especies de mamíferos marinos.
Leones marinos del Cabo agolpados a centenares en la costa. Salen del agua para descansar, protegerse de los depredadores marinos (tiburones y orcas), y en el caso de las hembras, amamantar a sus cachorros. Sin embargo, los cachorros deben quedarse solos periodos prolongados de tiempo, mientras sus madres se abastecen de peces y calamares en mar abierto. En en ese momento cuando los depredadores terrestres aprovechan para atacar, pues en su inmensa mayoría son incapaces de dar caza a ejemplares adultos.
Si bien muchos de esos depredadores se limitan a deambular por la playa alimentándose de los cadáveres de los leones marinos y otros animales, las crías de los mismos son presas fáciles. Aquí observamos una hiena rayada alimentándose de una cría de león marino, y a lo lejos, un chacal esperando con la esperanza de aprovechar algún resto.
La Corriente de Bengela de la que antes hablábamos no solo impedía a los marineros volver a mar abierto, sino que también arrastra a tierra los cadáveres de ballenas y otros mamíferos marinos, convirtiendo las playas en bufets de carne corrompida para los carroñeros. Y animales que asociamos con situaciones constantes de caza pueden mostrar facetas de carroñero si las condiciones no son las adecuadas.
El león del desierto. Animal escasísimo donde los haya. Cazan al igual que todos los leones del resto del continente, pero Costa Esqueletos es el único lugar del mundo en que puede verse a un león alimentándose del cada vez de una ballena.
Si existiese un animal que suponemos que seria incompatible con un medio desértico seria el elefante. Son animales grandes, y una manada entera consume toneladas de vegetales al día y miles de litros de agua. Todo ello es escaso en un desierto. Pero, por extraño que parezca, en Costa Esqueletos hay elefantes. Los elefantes del desierto son diferentes a sus parientes del resto del continente africano. Sus extremidades son notablemente mas largas, debido a que deben recorrer mas distancia que sus congéneres de la sabana para encontrar alimento. Estamos pues, ante los elefantes mas altos del mundo.
Su agudo olfato les ayuda a encontrar la tan preciada y escasa agua. Incluso excavan zanjas para llegar al agua subterránea.
La vida siempre se abre paso en la desolación absoluta