Nada ha vuelto a ser igual en aguas japonesas tras el desastre en 2011 de la Central de Fukushima. Si bien es cierto que en las aguas que bañan este país se suelen ver atrocidades hacia los animales; el desastre nuclear antes citado no ha hecho más que añadir más leña a la hoguera.
Desde el 2011 ha aumentado el número de cetáceos muertos que llegan a las costas de Japón. Los científicos quedaron horrorizados tras realizar estudios y necropsias. Nunca antes se había visto algo igual. Los pulmones de estos animales estaban completamente blancos, señal inequívoca de la radiación.
Los estudios fueron realizados por científicos de museos y laboratorios de Japón. La parte más curiosa relativa a dicha investigación es el hecho de que los cuerpos de los 17 delfines que se emplearon para el estudio no presentaban ninguna otra lesión. Los órganos estaban completamente intactos. Únicamente los pulmones presentaban esa horrorosa marca, lo que se denomina «estado de isquemia».
¿Qué es exactamente la isquemia? Se trata de un daño producido en un órgano debido a la interrupción del riego sanguíneo por parte de las arterias. Dicha interrupción, en caso de prolongarse, provoca la muerte de dicho órgano o tejido. Lo curioso, es que existen estudios anteriores que relacionan la exposición a la radiación nuclear con la isquemia en órganos de animales:
-La radiación ionizante en dosis pequeñas puede considerarse como un motor de producción de isquemia a nivel cardíaco (corazón y órganos adyacentes).
Dichos problemas de corazón han sido estudiados en trabajadores de centrales nucleares en múltiples lugares, incluido Chernóbil. Esta enfermedad puede provocar la muerte y numerosos daños sin dar lugar a cáncer. Un dosis alta de radiación gamma aumenta el riesgo de padecer la enfermedad por isquemia cardíaca (IHD en inglés).
Desde 1990 en todo el mundo, especialmente en aquellos lugares en los que había habido exposición a radiación nuclear los casos de isquemia cardíaca han aumentado. Fuera de Japón, la atención se centra en aquellos países de La Europa Oriental a los que llegó la nube radiactiva tras el Desastre de Chernóbil. En un estudio llevado a cabo teniendo como sujetos a 61.000 trabajadores de emergencia de Chernóbil, se observó un patrón de aumento del riesgo de isquemia cardíaca.
El archipiélago supone además (junto con las Islas Canarias y Hawaii) uno de los lugares del mundo con más concentración de cetáceos, lo que lo hace imprescindible para la conservación de estos bellos animales. Anterioremente hemos visto en otros artículos, como la relación entre hombre y delfín no es en estas aguas lo que debería ser. Si a eso se añade el riesgo de muerte por radiación nuclear, el futuro de delfines y otros cetáceos en aguas niponas no es demasiado alentador.
Por desgracia, hasta el mes de noviembre de 2015 un total de 160 delfines han aparecido en las costas japonesas muertos por esta degradación de los pulmones.