La criptozoología es interesante puesto que muchas de las criaturas que según ella existen tienen fundamento en el mundo natural. Ciertamente muchas otras son simples leyendas. Una de las criaturas mitológicas más conocidas por todos los públicos es el unicornio. Si bien su aspecto es diferente en función de la civilización que lo menciona, casi todas las descripciones coinciden en una criatura de aspecto similar a un caballo, vistoso y de colores brillantes, con un cuerno en posición frontal.
En la Edad Media se le atribuía a esta criatura la capacidad de vencer en combate a poderosos animales como los elefantes. Las primeras descripciones de estas criaturas que se hacen en Europa (Grecia, Macedonia e Italia), proceden de La India, y se fundamentan en un rinoceronte indio. Si ya los griegos llamaron al hipopótamo «caballo de río», no hay ninguna razón para no pensar que pudieran comparar a un rinoceronte con un caballo que poseía un cuerno frontal.
Hasta ahora hemos visto la leyenda del unicornio en la Europa mediterránea. Sin embargo, en lo que respecta al margen norte del Viejo Continente la visión sobre esta criatura es notablemente diferente. Y es que en los mares del Círculo Polar Ártico habita una criatura que es cuanto menos, insólita.
La visión del unicornio basada en el narval se debe a la venta de su cuerno que llevaban a cabo los Vikingos por el continente. El cuerno tenía supuestas propiedades afrodisíacas (sin fundamento alguno como la práctica totalidad de la medicina natural de esas civilizaciones). Las primera representaciones artísticas que se tienen del narval son algo así como un unicornio marino. Estos pueblos nórdicos aprovecharon la leyenda de la Antigua Grecia para vender el cuerno del narval.
La tercera descripción que se ha hecho del unicornio es notablemente diversa de las dos anteriores. No es necesario si quiera viajar siglos atrás para encontrarla. A pocos kilómetros de Florencia, en Italia, existe una pequeña ciudad llamada Prato. En el 2.008 se documentó un corzo de un solo cuerno, el cual estaba situado en el centro de la cabeza. Parece factible que esta anomalía se haya dado más veces a lo largo de la historia. Los habitantes de la zona están seguros de que fue un avistamiento como ese el que antaño dio origen a la leyenda.
Pienso que sería muy interesante profundizar en lo que dijiste del unicornio de la India. Algunos sellos de la civilización del Valle del Indo muestran imágenes de unicornios a los que rendían culto, muy distintas de los caballos y de los rinocerontes: http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/el-codigo-indo-el-misterio-de-la-civilizacion-perdida-que-ha-vuel