En artículos anteriores, hemos visto como la presencia de aves en los aeropuertos es un peligro para los aviones, y por ello, para los centenares de pasajeros que en ellos viajan. Los aeropuertos de la Gestora AENA cuentan con halcones entrenados para ahuyentar a las aves que sobre las pistas de aterrizaje deciden posarse. Sin embargo, los accidentes ocurren. Y el peligro de las colisiones con aves no solo es patente a pie de pista, sino también en las alturas.
13 de Mayo de 2012, un Airbus A340 de la aerolínea de bandera española IBERIA despega desde el Aeropuerto de Madrid-Barajas (Actualmente Adolfo Suárez Madrid-Barajas) con destino San Juan de Puerto Rico, con 151 pasajeros a bordo. Cuando el avión se encuentra a unos 2.000 metros de altura, un buitre leonado que superaba ampliamente los dos metros de envergadura colisiona contra el morro del aparato. El fuselaje sufrió numerosos daños, viéndose también afectados el radar y el sistema de navegación, por lo que la tripulación pidió inmediatamente autorización a la torre de control para volver a Madrid.
Este suceso fue uno de, al menos, cuatro accidentes relacionados con aves en el 2012 en el aeropuerto de la capital de España, todos ellos de la aerolínea IBERIA:
- 27 de Febrero, un Airbus A321 con 184 pasajeros y con destino Tenerife, atraviesa durante el ascenso una densa bandada de pájaros. El motor izquierdo engullo una de las aves, lo que obligo a la tripulación a desconectarlo, y aterrizar de emergencia solo 15 minutos después del despegue, y únicamente con el motor derecho en funcionamiento.
- Dos semanas mas tarde, un aparato que transportaba a 180 pasajeros también con destino Tenerife, sufre otro accidente. Uno de los motores engullo varias aves, quedando el avión inutilizado. Los bomberos del aeropuerto fueron avisados en caso de aterrizaje de emergencia, aunque el aparato consiguió volver a tierra empleando el motor que restaba.
- 3 de Junio, un Airbus A321 con destino Amsterdam succiono un ave pocos minutos después del despegue. La tripulación pidió autorización para volver a Barajas, no sin antes permanecer una hora en el aire para bajar los niveles de combustible y evitar los riesgos de un aterrizaje con exceso de fuel.
Si bien es cierto que sus tamaños son minúsculos en comparación con los de las aeronaves, la presencia de pájaros en los aeropuertos entraña un gran peligro.