Una de las bacterias de transmisión sexual más conocidas y más comunes entre la población es sin duda Chlamydia trachomatis. Puede provocar diversos males, que van desde neumonías hasta artritis reactivas incurables.
La bacteria puede además quedar «escondida» en el hospedador durante largos periodos de tiempo, sin mostrar el mismo ningún síntoma. Muchos pacientes de hecho, no llegan a presentar síntomas. En caso de presentarlos, varían de hombre a mujer, aunque en ambos casos, puede haber dolor en la zona genital, sensación de ardor al orinar y secreciones purulentas.
Uno de los males provocados por esta bacteria es el denominado tracoma, una inflamación de la conjuntiva del ojo. Se transmite por contacto con una persona infectada, aunque las picaduras de determinadas moscas también pueden transmitirla. El tracoma es, la principal causa mundial de ceguera. Existen 84 millones de personas que lo sufren, y se calcula que unos 8 millones de pacientes sufren deficiencias visuales derivadas del mismo. Los primer síntomas incluyen enrojecimiento, lagrimeo y secreciones oculares.
El tracoma es endémico del Norte de África, así como de mas al sur del Sahara, también de Oriente Medio y el Sudeste Asiático. Es abundante también en America del Sur. Puede parece que esta, como muchas otras enfermedades, queda relegada a las zonas deprimidas del planeta, pero para aquellos que desde los países desarrollados respiran aliviados, decirles que la enfermedad también es endémica de Andalucía Oriental (Sudeste de España).
Los párpados llegan a deformarse, al cabo del tiempo, momento en el cual las pestañas comienzan a rozar el ojo con el movimiento. En dichos casos, ademas del tratamiento por antibióticos, los pacientes necesitan de la cirugía para corregir las deformaciones oculares.
El tracoma también puede obtenerse en las primeras etapas de la vida. En concreto, en el propio nacimiento existe riesgo. De la misma manera que muchos microorganismos que colaboran en la defensa de nuestro cuerpo son obtenidos por el contacto con la sangre y otros fluidos de la madre durante el parto, otros microorganismos (como el que urge), también puede aprovechar para quedarse en los ojos del recién nacido. De ahí que una de las primeras acciones llevadas a cabo por las enfermeras tras el nacimiento del bebe, es dejar caer unas gotas de una disolución de nitrato de plata sobre los párpados del recién nacido. Dicho compuesto mata a la bacteria.