Sucesos que podrían demostrar la panspermia

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Recientemente, en un globo estratosférico usado para el estudio de partículas y sustancias presentes en las capas externas de la atmósfera tuvo lugar un increíble hallazgo. Se recogió un micro objeto esférico, el cual estaba compuesto de metal y relleno de una especie de mucosidad de aspecto viscoso y que parecía ser biológico, ya que a su alrededor poseía una serie de filamentos.

El magnífico hallazgo fue realizado por un grupo de científicos de U.K. de la Universidad de Buckingham, liderado por el astrobiólogo Milton Wainwright. Según este grupo de científicos podría tratarse de un organismo extraterrestre con la capacidad de sembrar vida en la Tierra.

Tras varios análisis se determinó que estaba compuesto de dos metales muy conocidos, el titanio y el vanadio. El vanadio sabemos que es un material poco abundante y que se utiliza para reforzar las aleaciones de metales y por el contrario el titanio es más abundante en la naturaleza, aunque no se encuentra sólo en estado puro. Este último se utiliza en fabricación de materiales con fines militares.

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Es decir quien fabricó este objeto o posible semilla encapsulada lo hizo sabiendo de la gran resistencia que debiera tener para poder soportar altas temperaturas así como posibles colisiones con otros objetos al entrar por ejemplo en la atmósfera. Al parecer la presencia de mucosidad interna parecida a una especie de gel lo que proporcionaría sería una protección a la semilla real. Las hebras o filamentos serían los sensores que usaría este microorganismo para detectar las condiciones externas. Habría que analizar si estos componentes  forman parte naturalmente de este objeto o de si ha sido alterado o creado con alguna tecnología avanzada.

Podríamos estar ante uno de los signos más claros que confirmarían la existencia de vida procedente del espacio exterior, organismos biológicos provenientes de otros planetas, como Marte, donde recientemente se ha descubierto que alberga condiciones para la vida bacteriana al descubrirse restos de agua salina, o la posibilidad de que la vida proceda de alguna cola o estela de algún cometa o asteroide desde algún lugar recóndito del espacio, confirmando la interesante teoría de la panspermia.

Este caso nos recuerda al ocurrido hace unos años, concretamente en el año 2001 en el mes de julio, en la ciudad de Kerala, en el sur de la India, donde durante un par de meses ocurrió algo que los nativos de la zona nunca olvidaran. Los habitantes de esta parte de la India se acostumbraron a una lluvia roja durante semanas, una lluvia de ‘sangre’ que sufrieron inexplicablemente. Este tipo de lluvia rojiza fue realmente impactante, se recogieron alrededor de 50 toneladas de dicha sustancia.

Una vez analizado microscópicamente pudieron comprobar que se trataba de unos microbios los cuales eran organismos biológicos con vida propia y adaptados a sobrevivir en el medio acuoso. Tras los primeros análisis se detectó que carecían de ADN, aunque posteriormente salieron versiones que desmentían este hecho.

Se hicieron más pruebas como fue el bombardear estas células con haces de luz dando resultados sorprendentes, los espectros de emisión se parecían a los que se dan en algunas nubes de gas y polvo que deambulan por el espacio, en concreto se asemejaba bastante al procedente de la constelación de Monoceros, constelación rodeada por Orión, Géminis, Can Mayor e Hidra. De todas formas estas partículas no parecían estar formadas por polvo, eran entidades biológicas. Parecían como si estuvieran replicadas, como al igual que otras bacterias se reprodujeran por clonación, habían partido de un mismo patrón.

Para algunos científicos aquellos organismos se trataban de un tipo de alga, la Trachelomonas que existían en algunos lagos o ríos estancos pero en otros lugares del planeta. Por tanto, ¿cómo podían estas algas transformarse en precipitaciones?. Si aquellas lluvias hubieran sido ocasionales o escasas, podríamos pensar que estas partículas rojas habían ascendido con las corrientes de aire hacia las partes altas de la atmósfera y haber caído a posteriori en forma de lluvia. Sin embargo, las precipitaciones duraron casi dos meses y localizadas en la misma zona.

Otra de las posibles teorías sugería la posibilidad de que se trataba de que un cometa  que se había desintegrado en la vertical de la zona y que posteriormente cayeran los restos a la atmósfera. Las investigaciones que se llevaron cabo y la publicación de posteriores trabajos científicos aseguraban que eran capaces de reproducirse muy rápidamente a altas temperaturas como otras muchas bacterias del reino de los extremófilos.

¿Deberíamos ser prudentes y pensar que formamos parte de un Universo donde puede existir vida en cualquier lado por muy lejos que se encuentre y por muy duras que sean esas condiciones?, ¿deberíamos preocuparnos por nuestra vulnerabilidad ante una posible forma de invasión biológica que trajera consecuencias indeseables?, ¿y si fueran  hechas por el hombre con fines bioterroristas o militares para provocar enfermedades dañinas a la población o estudiar nuestra respuesta ante estos agentes?

Este tipo de descubrimientos revelan la posibilidad de que somos un terreno fértil y vulnerable para permitir que supuestas semillas espaciales finalmente germinen al entrar en contacto con la atmósfera. Semillas que podrían viajar en cometa, que son arrastradas por una lluvia de proteínas y aminoácidos y que se unan o se reproduzcan al pasar por fuentes de calor como el sol o al contacto con la atmósfera. Semillas que podrían llevar el secreto de la vida en el Universo, como dijo el filósofo griego presocrático Anaxágoras, «las semillas son esas partes mínimas que contienen algo de todo«.

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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