Success el barco prisión que se convirtió en museo del horror

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Durante un tiempo en el Reino de Gran Bretaña la pobreza era extrema y para poder vivir había que delinquir. Muchos desesperados recurrían a crímenes como el hurto. Las cárceles estaban repletas y no había sitio para todos. Se juzgaban muchos públicamente con escarmientos como el azote o el corte de pelo. La solución que optaron fue la de utilizar barcos viejos, la mayoría de guerra, para que los convictos pudieran cumplir sus condenas. Uno de estos barcos fue el Success, un buen barco que sirvió de cárcel y de tortura a sus desgraciados y hacinados ocupantes. Después de acabar sus días como prisión, sirvió como museo flotante recalando en puertos de todo el mundo para mostrar el régimen penitenciario más cruel y aterrador jamás conocido, Success el barco prisión que se convirtió en museo del horror.

El transporte de presos al extranjero fue muy practicado en los siglos XVIII y XIX por Gran Bretaña y otros países europeos para conseguir mano de obra barata. Así podían construir en las colonias lejanas los primeros asentamientos. Principalmente eran llevados hacia América del Norte y Canadá. Sin embargo la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783) frenó este tipo de transporte. Como medida temporal, aunque después se dilatará en el tiempo, empezaron a utilizar barcos como cárceles flotantes. Fueron los conocidos como Hulks que se instalaron a partir del año 1776.

Dibujo de un barco Hulk en el Támesis.

Los primeros Hulks se encontraban fondeados o atracados en ríos, lagos y pantanos. Cerca del Támesis, en el distrito de Woolwich, se podían ver algunos de estos barcos cárcel como el Justitia, el Censor o el Ceres. En la zona de Plymouth, el Chatham y el Dunkerque.

En 1784 el gobierno británico aprobó una ley que autorizaba al transporte de convictos al extranjero en estas cárceles flotantes. Se extendieron hasta los dominios y colonias británicas como Gibraltar, Nueva Gales del Sur, Bermudas, Barbados, Malta, Tasmania, Australia, etc. Estos barcos eran operados por compañías privadas que funcionaban bajo la tutela del gobierno británico o colonia. Estas empresas gestionaban a su antojo y sin ningún control las subvenciones obtenidas para mantener a los convictos con vida para que cumplieran sus condenas.

Uno de los barcos más representativo de los llamados Hulks fue el Success, construído en 1840 en Natmoo, en la costa de Tenasserim, lo que actualmente es Myanmar en Birmania. Construido para la compañía Cockerell & Co de Calcuta con una eslora de 35 metros y casi 8 de manga. Era un magnifico barco de vela de tres mástiles hecho de una resistente madera de teca birmana y equipado con dos  cubiertas y un castillo en proa y otro en popa.

Inicialmente el Success se encargaba del transporte de carga como madera y tejidos entre puertos de la India bajo dominio británico. Más tarde fue empleado durante casi una década en el transporte de emigrantes desde Gran Bretaña hasta Australia.

Fue en mayo de 1852 cuando el Success hizo su último viaje a Melbourne, Australia, cargado de  emigrantes.  Muy cerca de donde se encontraba atracado se había propagado la fiebre del oro victoriana. El descubrimiento de oro provocó que toda la tripulación del barco desertara en busca del ansiado mineral.

Pronto las autoridades locales le darían la utilidad de barco prisión. La delincuencia en la colonia australiana se había incrementado debido al oro. No sería el único barco ya que existían varias cárceles flotantes establecidas en la bahía de Hobson en el puerto de Williamstown. Se trataba de los barcos President, Deborah, Sacramento y Lysander. El Success permanecería fondeado en el rio Yarra como cárcel durante 36 años. Por sus mamparos pasaron cientos y cientos de convictos. Algunos cumplieron a bordo sus penas enteras y otros perdieron sus vidas. Se estima un promedio de entre 275 y 300 condenados por barco.

En 1857 varios convictos fueron ahorcados en el Success  acusados de haber matado al superintendente de prisiones John Price. Este inspector general de prisiones tenía muy mala reputación ya que trataba de una manera inhumana a los convictos.

Más tarde el Success se convertiría en una prisión para mujeres y niños desde 1860 a 1868. Sus edades oscilaban entre 15 y 18 años. No había distinción ni excepciones con el trato, para todos fueron días horribles. Todos aquellos que pasaban por los Hulks eran maltratados y torturados.

Dibujo de otro barco Hulk a orillas de un río en Inglaterra.

Cuando se trataba de convictas el capitán del barco y los oficiales a bordo podían seleccionar a las mujeres y utilizarlas como concubinas. A los soldados se les permitía tener una compañera a la que explotaban, maltrataban y violaban sin contemplación. Más adelante estas mujeres serían utilizadas en casas como sirvientas domesticas, costureras, limpiadoras. Fueron muchos los barcos que se dedicaron al transporte de reclusas. El Lady Shore fue uno de ellos, buque compañía del Success. Llevaba a bordo a unas 60 prisioneras. La vida en el Lady Shore era una completa orgía para oficiales y marineros ya que abusaban de ellas indiscriminadamente. El barco Anson fue otro de los más conocidos Hulks de mujeres. Se llevaban a bordo para aliviar el hacinamiento en algunas cárceles de mujeres en tierra. Por el Anson se cree llegaron a pasar más de 4.000 mujeres.

Los condenados a estas prisiones pasaban primero a unos barcos receptores donde durante días eran lavados y vestidos. Después de una semana eran enviados al barco prisión donde cumplirían la condena. Los convictos que se comportaban bien bajaban a tierra para efectuar trabajos forzosos. Eran usados como mano de obra para construcciones de líneas de ferrocarriles, carreteras, puentes y obras de envergadura.

Las condiciones higiénicas a bordo eran muy malas. Las enfermedades se propagaban rápidamente entre los prisioneros ya que los enfermos no eran separados de los sanos. Algunos enfermedades incluso permanecían perpetuas en el barco durante años como ocurrió con el tifus. Un simple resfriado ulceraba los pulmones por falta de cuidados y de aire fresco.  La disentería fue muy común en los Hulks debido a la mala calidad del agua ya que era salobre. Se estimó que la tasa de mortalidad en estos barcos era de un 30 %.

El olor que desprendían los Hulks era nauseabundo, era capaz de contaminar el río de orilla a orilla. Los cadáveres de los convictos que habían enfermado gravemente y permanecían encadenados a los sanos, eran separados al cabo de días y  arrojados a las rocas más cercanas al barco, como si de basura se tratase.

La vida era dura para los convictos y sobre todo con los que intentaban sublevarse. Para ellos se empleaban torturas y celdas preparadas para hacer de la condena un auténtico infierno. Por esto eran llamados los infiernos flotantes.

El Success tenía todo tipo de utensilios de tortura a los que daban gran uso. Los prisioneros, tratados como animales, eran marcados en la palma de la mano por una punta de flecha mientras estaban encadenados a una especie de potro en forma de «Y». A los más peligrosos se le ponía una especie de chaqueta con pinchos afilados y una cadena muy corta para evitar su movilidad.

En esta composición podemos ver diferentes utensilios de tortura utilizados a bordo del Success.

Los convictos eran azotados a menudo por puro placer y diversión.  Los hacían bailar en cubierta al ritmo de latigazos propiciados por el doloroso  «gato de las nueve colas«. Una especie de látigo con mango de madera al que le colgaban nueve cuerdas de cuero. Algunos de estos látigos terminaban en uñas o colmillos de animales para hacer más doloroso el castigo.

La bañera ataúd era el lugar donde se lavaban los convictos, a veces hasta en grupo de diez. Se usaba también para limpiar las heridas provocadas por los azotes del látigo, los grilletes y cadenas. Las pieles y heridas eran refregadas fuertemente con duros cepillos y agua salada. La bañera era profunda con una incómodo perno en el fondo. Era una estructura de madera forrada de plomo. El agua salada entraba gracias a un bomba manual operada por tres convictos.

Cuando algún prisionero había intentado escapar era castigado a llevar una pesada bola de unos 30 kilos de peso. Ésta se sujetaba a la cintura por una pesada cadena. Se le ponía una mordaza al convicto para silenciar los gritos de dolor. Esta mordaza estaba hecha de un trozo de madera y un brida de cuero. Se ataba alrededor de la cabeza y el cuello con unas correas bien ajustadas y en la boca un agujero para que respirara.

Las celdas que se encontraban en las esquinas del barco a cada lado de la cubierta inferior eran llamadas los agujeros negros. Los convictos insumisos o con conductas rebeldes eran castigados en estar soledad en estos agujeros. Podían permanecer de uno a cien días dependiendo del acto de rebeldía. Estas celdas eran muy pequeñas apenas 60 centímetros de altura por 20 de ancho. Era hermética, se cerraba ajustando una especie de válvula. Todo el aire salía al exterior. Podían respirar por una pequeña placa perforada.  Existía un anillo en una de las paredes de la celda por donde tenía que pasar la mano derecha para atarla a la izquierda. Esto servía para evitar que el convicto se acostara, teniendo que permanecer reclinado.

La guarida del tigre era otro de los sitios temidos por los prisioneros. Una especie de jaula con barrotes de hierro muy gruesas donde se metían juntos a varios convictos conflictivos. Los convictos eran dejados a su suerte. Terminaban peleándose violentamente entre sí sin intervención alguna de los guardias.

Imagen de los utensilios utilizados para realizar torturas a bordo del barco Success.

En 1868 se abandonó este sistema penitenciario que iba a ser en un principio temporal, una ley que iba a durar dos años se extendió a casi ochenta. Se construyeron mas cárceles en tierra y los Hulks empezaron a desmantelarse poco a poco. Incluidos aquellos en las colonias, el último en estar en servicio fue el HMS Owen Glendover en Gibraltar en 1884.

El Success serviría como almacén naval y de munición atracado a la salida del río Saltwater. En 1885 se hundiría bajo las aguas de Fort Jackson permaneciendo sumergido durante cinco años. Más tarde sería comprado por el australiano Alexander Phillips y de nuevo reflotado. Algunas fuentes cuentan que se volvió a hundir en 1892 provocado por una vía de agua. Sus nuevos dueños le vieron una salida comercial. Lo reformaron y lo convirtieron en bergantín museo con certificado de navegabilidad. Un museo flotante que quería mostrar al mundo los entresijos del sistema británico penitenciario.

Sus propietarios y asociados pasaron a llamarse como The Prison Hulk Success Co ltd. Rescataron todos sus utensilios de torturas y lo equiparon de figuras humanas de cera. Estas replicas ocuparon todas aquellas celdas y habitáculos del horror. El barco fue completado curiosamente con dispositivos de torturas extra que no pertenecieron a los Hulks. Algunas eran reliquias o adaptaciones de la inquisición española, como collares de hierro, la famosa doncella de hierro, bastones de torturas, etc.

Imagen de la Doncella de hierro a bordo del Success durante sus exhibiciones.

Las primeras rutas como museo del horror las realizó por algunos puertos importantes de Australia como Newcastle, Brisbane y Port Adelaida. El 30 de marzo 1895 partió de Adelaida hacía Inglaterra, arribando al Támesis el 12 de septiembre. A partir de entonces fueron 17 años de gira por los principales puertos británicos recolectando fortuna aunque al final sus dueños australianos atravesaron algunas dificultades.

En 1912 fue comprado por armadores norteamericanos, por un tal capitán W.H. Smith. Este empresario naval siguió viendo un filón comercial a la nave. Con dueños nuevos esta reliquia con contenido espeluznante dejaría Liverpool rumbo a los principales puertos de Norteamérica. Estuvo durante 20 años visitando los principales puertos de la costa este y oeste, ríos interiores y la zona de los Grandes Lagos.

Fotografía de W.R. MacAskill del barco Success llegando a Halifax en 1928. Archivos de Nova Scotia.

El Success era un auténtico barco espectáculo, era una atracción única en el mundo. Las visitas a bordo por parte de turistas y curiosos no decaían, era una mina de oro. Administraciones australianas en EE.UU. hicieron todo lo posible sin éxito para que el Success dejara de mostrar al mundo las atrocidades que allí se llevaron a cabo. Lo consideraban una mala publicidad para Australia. Pero al Success le llegó su fin. Se hundiría en 1946 por culpa de un incendio provocado por unos supuestos vándalos en el lago Erie, muy cerca de Port Clinton en Ohio. Queda mucho de su naufragio a una profundidad de casi 5 metros. La quilla y sus cuadernas se pueden ver así como restos y accesorios de metal.

No sabemos cuánto de la historia contada del Success como prisión torturadora y cruel fue real. Existen muchos datos y fechas contradictorias en diferentes fuentes fiables. Es un barco difícil de trazar históricamente. Posiblemente la vida a bordo del Hulk haya sido amplificada y sobre dimensionada a lo largo de su última etapa, la comercial, y así obtener el mayor beneficio económico posible en sus últimos años de existencia. Durante casi medio siglo fue una rentable atracción turística. Quizás la historia del Success haya sido cargada con más mito que realidad. Lo cierto es que la vida a bordo fue dura y desgarradora como así se conoce gracias a los registros de casi un centenar de Hulks que existieron, los infiernos flotantes…

 

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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