Hoy contaremos una historia de Cíclopes, pero no hablaremos de los típicos cíclopes, de criaturas mitológicas, de seres gigantescos que poseían un enorme ojo en medio de la frente, muy fuertes y con poderes especiales, sino de otros, también especiales o mejor dicho espaciales. Cíclopes de otros mundos que al parecer vinieron a visitarnos alguna vez.
En el «Project Blue Book», libro de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos que estuvo operativo desde 1952 hasta 1969 donde se recogían testimonios de infinidad de casos OVNI, historia increíble extraída de este libro aunque también alimentada con el trabajo realizado por dos periodistas (Elder Charles Beck y Michael Bolton) al entrevistar para una emisora de radio y un periódico donde se recoge la experiencia de la visita de los seres más extraños jamás conocidos.
Nuestra historia empieza con un minero joven de 23 años que trabajaba en una mina de Níquel en Canadá, concretamente en un mina de la localidad de Garson, cerca de Sudbury, Ontario. Este joven trabajador se llamaba Ennio La Sarza, italiano de nacimiento. El protagonista de nuestra historia era considerado como una persona normal y con muy buena reputación, muy trabajador, tenía una vida tranquila y apacible, y nunca deseo ser famoso sino mas bien pasar desapercibido y llevar una vida humilde.
Todo empezó un 2 de julio de 1954, sobre las 17:00 horas local, estaba trabajando en el exterior de esta mina de níquel como era costumbre, realizando unos trabajos de pintura. Todo discurría dentro de la normalidad, hasta que de repente observó que había algo extraño en el cielo, aquello parecía un objeto. Objeto el cual iba a una velocidad increíble, nunca había visto algo en el cielo a esa velocidad, iría varias veces a la velocidad de un avión.
Cuando lo vio pensó que era algún tipo de avión que iba directo a estrellarse y que se produciría un accidente considerable. Sin embargo, aquel objeto de repente desaceleró, frenó y empezó a flotar suavemente por encima del suelo a levitar sin apenas velocidad. El objeto parecía tener forma de platillo o disco pero esférico, de color metálico y con luces, era de gran tamaño, de unos 8 metros de diámetro. Ennio vio como aquella cosa desconocida aterrizaba suavemente a pocos metros de él. Esta especie de nave poseía unos ojos de buey alrededor, un tren de aterrizaje de aspecto muy rudimentario y una antena plegable en la parte superior.
El joven ante tal panorama se quedó perplejo, paralizado, aquello había aterrizado en frente de sus narices. Ante la mirada atenta de Ennio, tres seres extraños y gigantescos salieron del objeto. Median unos cuatro metros de altura, eran gigantes, su piel parecía de color verde y azul, las caras eran muy extrañas ya que poseían una combinación de colores que brillaban, eran como si estuvieran repleto de radiaciones luminosas, eran colores fluorescente que brillaban parpadeando con más o menos intensidad. Lo mas increíble de todo su aspecto era que poseían un solo ojo centrado en su frente, grande y solitario en la cara, como si se tratara de un cíclope, como un oráculo. Su cuerpo estaba estructurado como si se tratara de un tipo de insecto, un insecto con 6 patas a cada lado, divididas en dos juegos de tres, los de la parte superior tipo brazos y los de la inferior tipo piernas y todos ellos rodeadas de una especie de vello. El cuerpo tenía muchos colores combinados y daba la sensación de que se hinchaba. En vez de manos, tenían unas especies de pinzas, pinzas que le recordaban a los cangrejos, encima estas pinzas se abrían y se cerraban de manera espasmódica. También poseían como dos supuestas antenas en la cabeza, aunque podrían tratarse de unas especies de orejas, y que se movían vibrando como si se tratara de algún insecto.
Según relató el testigo minero, una de las criaturas saltó a tierra desde la nave y se empezó a acercar, entonces Ennio corrió despavorido, pero de repente notó como era paralizado, no podía moverse. Según él, esos seres le lanzaron una mirada que lo hipnotizó, dispararon un rayo con el ojo, y entonces escuchó una voz dentro de su cabeza, una voz que le intentaba controlar y dar órdenes. Fue entonces cuando se desmaya, debido al miedo o porque consiguieron adueñarse de él. Al parecer estos seres le pidieron que hiciera algo malvado, pero esto permaneció en secreto y nunca lo reveló por temor a represalias de estos seres. Cuando despertó Ennio estos seres habían desaparecidos. Ennio fue a reportar lo acontecido a la oficina del Sheriff, incluso propuso a la policía que lo dejaran encarcelado como medida de precaución por si se le ocurría hacer algo malo y por temor a que se le presentaran de nuevo a pedirles explicaciones del porqué no había seguido las instrucciones que estos seres le ordenaron. Lo llamativo del caso aparte de que eran seres monoculares, era su increíble parecido a un insecto.
Se especuló del porqué habían aterrizado en una mina de níquel, querían al minero para que les ayudara en algo en concreto, quizás en extraer minerales de la mina, no es la primera vez que se dan avistamientos de OVNIs en minas de oro y cobre.
¿Porque tenían esas formas, eran realmente así y procedían de algún sistema lejano o de otra dimensión desconocida?. ¿Quizás estos seres adaptaron esas formas insectívoras porque creían que podían así pasar desapercibidos?. Lo increíble es que al día siguiente, el 3 de julio de 1954, se divisó un objeto extraño sobrevolando la ciudad de Walesville, Nueva York a unas 500 millas del sitio del encuentro con los cíclopes. En la Base Aérea cercana, en el radar del controlador aéreo pudieron ver un objeto con mucha velocidad, y efectuando movimientos rápidos. Enviaron un avión a seguirlo, un F-94 Starfire pero la cabina del avión acabó misteriosamente en llamas, al parecer provocado por un rayo procedente del objeto.
Pero esta no es la única historia de cíclopes que hemos encontrado, existen más avistamientos de seres de un solo ojo. Como el ocurrido en Arequipa, Perú el 29 de septiembre de 1965, donde un tal Julio López de Romana estuvo a punto de atropellar con su vehículo a un ser diminuto que se cruzó en la carretera, ser de un solo ojo y de menos de un metro de estatura.
El caso de los humanoides gigantes de un solo ojo en Belo Horizonte en Brasil, el 28 de agosto de 1963, donde un objeto esférico de unos tres metros y medio de diámetro, con una especie de antena también en forma de «V» portaba en su interior a cuatro seres de aspecto humanoide con distintas morfologías, unos gordos, otros delgados, todo calvos excepto uno. Llevaban escafandra y ataviados con un traje de color marrón pero todos con un solo ojo, los cuales también lanzaban rayos paralizantes según los testigos.
El caso del cíclope agresivo, que fue registrado por el investigador John Keel, en febrero de 1965 en Argentina, en Corrientes, donde cinco objetos luminosos transparentes aterrizaron y cinco criaturas de cerca de 2 metros de estatura con un solo ojo en la frente, atacaron a los vecinos. Intentaron secuestrar sin éxito a un vecino del pueblo que se defendió logrando salir huyendo.
Cíclopes extraterrestres, ¿realidad o ficción?, ¿mitología o fenómeno OVNI?, ¿alucinaciones o seres interdimensionales? ¿tanta imaginación tenían los testigos en los años cincuenta y sesenta?, que cada cual saque sus propias conclusiones…