En estas líneas nos acercaremos a la figura histórica del personaje, al hombre que vivió a comienzos del siglo primero de nuestra era dejando a un lado su supuesta divinidad, siempre, desde el respeto.
Empecemos por su nacimiento, los evangelios canónicos lo sitúan en el año 0 de nuestra era, pero la historia nos indica que el alumbramiento se produjo varios años antes. Jesús fue concebido en Nazaret (Galilea) al norte de Jerusalén (Judea), el emperador romano César Augusto decretó que todos los habitantes del imperio debían empadronarse en la ciudad de su estirpe, José y María, padres (terrenales) del maestro, tuvieron que dirigirse a Belén (Judea) que estaba a 120 kilómetros de Nazaret, María se hallaba en un avanzado estado de gestación por aquel entonces y fue en los alrededores de Belén, en una cueva, donde finalmente dio a luz. Los viajes en aquella época solían hacerse a pie siempre en temporada estival, ya que en invierno en Israel las temperaturas pueden llegar a menos 10 grados, lo mismo pasaba con los pastores que de noviembre a marzo les era imposible sacar a sus rebaños, por ello se deduce que Jesús no nació en diciembre sino entre abril y octubre.
Como todos sabemos, Jesús nació en tiempos del reinado de Herodes El Grande, el cruel y sanguinario monarca murió en el año 4 a.C., Mateo cuenta en su evangelio que tres reyes de Oriente llegaron guiados por una estrella y que al pasar por Jerusalén preguntaron: «¿Donde está el rey de judíos que ha nacido?», esta pregunta dio como resultado la famosa matanza de Herodes de todos los niños varones y que la cristiandad homenajea cada 28 de diciembre como el día de los Santos Inocentes. Esta atrocidad se registra en el año 6 a.C., José y María, tras ser advertidos, huyen a Egipto, concretamente a Alejandría, donde permanecen hasta la muerte de Herodes. Por ello podemos deducir que el Maestro nace entre el 7 y el 6 a.C.
Es en Nazaret donde Jesús, aparte del arameo que era su lengua materna, aprende hebreo, griego -utilizado generalmente entre los comerciantes-, y latín. Es tal su destreza con las Escrituras que sorprende a los sacerdotes del templo con tan solo doce años:
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría (Lc. 2, 40).
También aprende el oficio de ebanista y tras la muerte de su padre, con catorce años, se hace cargo de su madre y sus hermanos convirtiéndose en el cabeza de familia.
Hasta que cumple los treinta años poco se sabe; según los evangelios apócrifos y gnósticos -escritos no aceptados por la Iglesia Católica-, se dedica a viajar por el mundo adquiriendo sabiduría, aunque este hecho es muy difícil de probar dada la escasa información que se tiene de esos años -llamados oscuros- de su vida.
Juan Bautista -primo lejano de Jesús-, predicaba la llegada del Mesías bautizando a orillas del río Jordán a todo aquel que llegara a él, pronto se hizo con una serie de seguidores. El Maestro, tras ser bautizado por su primo, se retiraría durante cuarenta días, los evangelios dicen que al desierto donde fue tentado por el Diablo, por otro lado se dice que estuvo recluido en una cueva en profunda meditación.
Comenzó a predicar en Nazaret causando un gran revuelo y donde estuvo a punto de ser despeñado, pronto se rodeó de muchos seguidores, sobre todo de gente que los judíos consideraban de segunda e incluso tercera clase (mujeres, niños, lisiados, prostitutas, ladrones,…), sus enseñanzas eran siempre a base de parábolas y por toda Palestina se hablaba de sus prodigios.
Hasta aquí esta primera parte de la vida de este gran hombre, la semana que viene me centraré en la pasión y muerte del Maestro de Galilea. Debo decir que para la redacción de este articulo he consultado los evangelios canónicos, apócrifos y gnósticos, así como los documentales «La vida oculta de Jesús» y «Los misterios de Jesús».