El triste final del Rouse Simmons, la goleta que transportaba árboles de Navidad

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En estas fechas a quien no le gusta decorar su casa con adornos navideños y con un árbol de Navidad. Tradición que parece proceder de la vieja Alemania de la Europa del siglo VIII. Fue gracias al obispo San Bonifacio, quien cambió el roble por un árbol perenne para simbolizar el amor perpetuo a Dios. Lo adornó con manzanas para representar las tentaciones y con velas para representar la luz de Cristo.

En EE.UU. a finales del siglo XIX esta costumbre estaba en pleno auge y expansión. Por aquel entonces existió un capitán de barco que surcaba las frías aguas del lago Michigan a bordo de su goleta. Influenciado por su esposa alemana, transportaba miles y miles de árboles de Navidad. Lo hacía para venderlos y sobre todo para regalar ilusión a los más necesitados. Fue conocido por vecinos y tripulantes como el Capitán Santa por su gran generosidad con los más necesitados.

Un día cercano a las navidades de 1912 su barco saldría cargado de pinos y abetos. Debido a una fuerte y devastadora tormenta procedente del norte, la goleta y su tripulación desaparecerían para siempre engullidos por las oscuras aguas. El buque nunca más arribó a su destino y todos se temieron lo peor, el triste final del Rouse Simmons, la goleta que transportaba árboles de Navidad.

Fotografía de la goleta Rouse Simmons.

En el área de los Grandes Lagos de Norteamérica han sucumbido muchos barcos durante siglos. Los culpables directos fueron fuertes vendavales y tormentas. Se cifra en más de 2.500 barcos los hundidos, de los cuales un numero cercano a mil no han sido todavía encontrados.

El Rouse Simmons era muy conocido por ser uno de los barcos que se encargaban del transporte de árboles de Navidad en las vísperas de esta festividad. Era una hermosa pero vieja goleta de madera de tres palos terminada en verano de 1868 con una eslora de casi 40 metros. Se construyó por la empresa Allan McClelland and Co, una de las más importantes de Milwaukee. La goleta era el barco predominante en la zona de los grandes lagos capaz de transportar cargas pesadas.

Durante el resto del año se encargaba del transporte de madera. La madera era un buen negocio en aquellos años ya que existía una gran demanda para la construcción. Era uno de los barcos insignia de la compañía. No era el único que se dedicaba al transporte de madera desde la península superior de Michigan a la ciudad de Chicago. Formaba parte de una flota perteneciente al magnate de la madera Charles Hackley de Muskegon. Existían más barcos como la pequeña goleta de dos palos como el Thal, el cual era comandado por el hermano de nuestro capitán Santa, el Capitán August Schuenemann.  Por desgracia el Thal fue perdido y sus tripulantes dados por muertos  en una tormenta en noviembre de 1898.

Cuando llegaba el mes de noviembre el Rouse Simmons zarpaba desde el puerto de Thompson en ruta a Chicago. Antes de que el barco atracara en puerto, se formaban grandes colas de personas que esperaban ansiosas comprar su árbol. Los árboles se vendía a bordo desde 50 centavos. El Capitán Herman Schuenmann y sus hijos vendían  también motivos decorativos para la Navidad elaborados artesanalmente con restos de madera.

El Capitán Schuenmann o Santa fue un respetado personaje de Chicago ya que arriesgaba su vida al navegar  todos los años en los fríos meses vísperas de la Navidad. A los más necesitados les regalaban los árboles, a iglesias y orfanatos no les faltó nunca su árbol de Navidad. Siempre había repartido árboles desde sus primeros embarques como capitán en barcos como el George Wrenn, el Bertha Barnes o el Mary Collins.

El 22 de noviembre de 1912, que resultó ser viernes, zarparía el Simmons. Sería su último viaje para repartir árboles. El capitán y su socio llamado Nelson habían prometido dejar estas travesías. En estos meses asolaban un gran número de tempestades.

El Capitán Santa en el centro de la imagen a bordo del Rouse Simmons.

Sobre aquel último viaje de la goleta muchos fueron lo presagios y supersticiones que no se tuvieron en cuenta. El viernes era un día negro para salir a navegar según las leyendas y folclore de los marineros. El viernes era el peor día para zarpar, era considerado un día de mala suerte.

El tiempo empeoraba y la tripulación, algunos familiares y amigos suplicaron al capitán que esperara a que pasara la tormenta. El capitán se negó argumentando que los vecinos de Chicago debían de tener su árbol de Navidad. En aquellos días algunos barcos habían sufrido las consecuencias del mal tiempo como el South Shore, el Three Sisters o el Two Brothers los cuales terminaron en el fondo del lago.

Antes de salir con casi 3.000 árboles cargados con destino a Chicago, varios tripulantes presenciaron la huída del barco de un buen numero de ratas. Algo malo presagiaban estas experimentadas marineras y así lo confirmaba la superstición marinera. Aquello era signo de mala suerte. Observando aquello algunos tripulantes también se negaron a partir quedándose en tierra.

Pese a todo, el Capitán Santa decidió salir. Varias horas después el Rouse Simmons fue avistado en complicaciones por el personal de la estación de salvamento de  Kewaunee. Vieron al barco a unas 5 millas de tierra con las banderas de emergencia izadas. El barco se encontraba en situación de peligro por el fuerte oleaje y rachas de viento de más de 80 nudos.  Acompañado por temperaturas muy bajas que empezaban a cubrir de hielo la cubierta.

La estación de Kewaneeu en ese momento solo tenía botes a remos ya que su remolcador estaba fuera desde primera hora de la mañana. La estación Two Rivers, más al sur,  fue avisada y pudieron enviar embarcaciones al encuentro del Rouse. Comenzó a nevar fuertemente cuando los botes llevaban poco más de una hora acercándose al barco. La visibilidad era casi nula y la goleta estaba cubierta de hielo, de repente el barco desapareció.

No se supo nada más del Rouse ni de sus 17 almas. Pasaron los días, y las orillas del lago se cubrieron de restos de árboles. Todos pensaron lo peor,  aquellos arboles pertenecían a la carga del Rouse. Aun así se sirvieron los vecinos de los arboles ya que perduraron durante años conservados gracias a las frías aguas. A partir de aquella tragedia nunca más ninguna goleta se dedicaría a transportar árboles de Navidad.

Imagen del naufragio del Rouse Simmons.

A los pocos años se empezaron a dar avistamientos fantasma del Rouse Simmons, a veces acompañados por el repique de una campana. Algunos testigos aseguraban haberlo visto con el casco muy deteriorado y con las velas destrozadas hechas jirones. Otros afirmaban ver a alguien en la cubierta balanceando una especie de lámpara. Estas apariciones ocurrían sobre todo en la Nochebuena y en el Día de Navidad. La goleta se materializaba deslizándose en las aguas cerca de Two Rivers para volver a desvanecerse ante una niebla espesa.

En 1924 la cartera del capitán fue encontrada por un pescador en casi perfecto estado. Medio siglo después en 1971 el buzo Gordon Kent se topó fortuitamente con los restos sumergidos del Rouse en el lago Michigan, a más de 50 metros de profundidad. El buzo se encontraba monitorizando un sonar en busca de otro barco mucho más pequeño, el Vernon. La posición exacta del naufragio es de latitud 44º 16.640’ N, y longitud 087º  24.863’ W, a seis millas al noreste de Rawley Point. Parece que un desplazamiento de la carga provocado por las grandes olas envió al fondo la goleta. En las bodegas de la goleta pueden verse algunos árboles todavía. Se encontró a bordo una herradura de la suerte que llevaba el barco en posición boca abajo lo que también era signo de mala suerte. Según los marineros cuando la herradura apuntaba hacia arriba retenía la suerte mientras que hacia abajo significaba perderla.

Todos los años a principios del mes de diciembre el rompehielos y remolcador Mackinaw del Servicio Guarda Costa norteamericano de manera simbólica realiza un viaje a Chicago cargado de árboles para regalar a grupos desfavorecidos emulando al Rouse Simmons y a su Capitán Santa…

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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