Bannockburn, el barco fantasma de los Grandes Lagos

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El Bannockburn se desvaneció en la zona de los Grandes Lagos, en el Lago Superior en un día de tormenta. En este lugar se cuentan centenares de casos de naufragios y extrañas desapariciones. Poco después de ser declarado oficialmente como desaparecido, se materializaba en días de fuerte temporal frente a otros buques para avisarles de algún peligro inminente. Bannockburn, el barco fantasma de los Grandes Lagos.

El Bannockburn fue construido en 1893 por la compañía británica Sir Raylton Dixon & Company. Su nombre fue tomado de una importante batalla entre escoceses e ingleses en la guerra de independencia de Escocia (1314), la batalla de Bannockburn. Era un barco construido para poder circular por las esclusas de los Grandes Lagos. Su eslora era de unos 75 metros por 12 metros de manga pudiendo cargar cerca de las 1.500 toneladas. Buque de carga con un diseño particular que con el paso de los años no pasó desapercibido. Conocido y rápidamente identificado por el resto de buques y marinos. El navío estaba formado por tres mástiles y una enorme y espigada chimenea tubular, donde se encontraba pintado el logotipo de la compañía que lo operaba, la Montreal Transportation Company. Casco y castillo pintado de negro, una proa prominente que sobresalía del agua con fuerza y provisto de unas fuertes defensas de acero en los costados.

Fotografía del barco Bannockburn.

En sus inicios como buque de carga tuvo algunos accidentes importantes. Encallaría en abril de 1897 contra unas rocas cerca de Snake Island (Ontario).  Meses más tarde en octubre tocaría fondo al chocar contra los laterales de un canal cuando se dirigía a Kingston en Ontario desde Chicago.  Ambos accidentes dejaron gravemente dañado al barco que fue reparado más tarde, sin lamentar pérdida de vidas.

El 21 de noviembre de 1902, el Bannockburn salió desde Port Arthur con una carga de trigo tripulado por 20 hombres y el capitán. El barco de pasaje Algonquin coincidió con rumbo paralelo al Bannockburn. Lo adelantó y pese a estar inmerso en una tormenta, el Bannockburn parecía navegar sin problemas. El capitán del Alongquin a los pocos minutos lo perdió de vista. Pensó que se habría dirigido hacia alguna zona protegida cerca de la costa para esperar que amainara la tormenta. Horas más tarde fue visto navegando por otro buque, el Huronic. El perfil del Bannockburn era indiscutible, los capitanes lo conocían a la perfección. Lo cierto es que no fue visto nunca más, aquella vez fue la última, desapareció sin más. Los días pasaron y no había señales del buque.

El día 30 de noviembre de 1902 , el Bannockburn fue declarado oficialmente perdido. Dos semanas después se encontraron un remo y un salvavidas con las inscripción del barco cerca de la estación de salvamento Grand Marais. Todo parecía indicar lo peor, que hubieran terminado en el fondo el lago.

Mapa de los Grandes Lagos con datos de distancias, profundidad y altura sobre el nivel del mar.

Nunca se supo que ocurrió con el vapor, ni nunca se encontró. Muchas teorías salieron a la palestra para tratar de explicar lo que había ocurrido. En uno de los canales de paso entre los lagos conocido como Soo Locks, en una operación de mantenimiento, se encontró en el fondo una plancha perteneciente al casco de un barco. Se especuló que podría pertenecer al Bannockburn y ser un motivo de su hundimiento. Un casco debilitado estructuralmente hubiera facilitado la tragedia. Otros opinaban que podría haber sufrido alguna explosión en la caldera con la entrada de agua fría, accidente muy común en los barcos de vapor de aquellos años.

Esclusa de Soo, servía para pasar del Lago Superior a otros lagos.

El Bannockburn pronto sería conocido por el Holandés Errante de los Grandes Lagos. Después de estar desaparecido, las apariciones del barco empezaron a ocurrir con frecuencia. Algunos marinos y capitanes de otros barcos afirmaban haberlo visto acompañado de muy mal tiempo y de una espesa niebla. Esqueletos sobre la cubierta y carabelas asomadas por los oxidados ojos de buey eran observados por los atónitos testigos.  No había duda, se trataba del Bannockburn, su silueta era inconfundible y única.

Los avistamientos se dieron durante más de un siglo, y los periódicos locales publicaban de vez en cuando alguna historia sobre sus apariciones sobre todo durante el mes de noviembre. Algo parecido le ocurrió al buque W. Hutchison, justo después de la Segunda Guerra Mundial. A su regreso por los Grandes Lagos, un día de fuerte tormenta tuvieron que navegar muy cerca de la costa para combatir los fuertes vientos. Sus equipos electrónicos de ayuda a la navegación dejaron de funcionar. Sumergidos en el temporal donde la visibilidad era muy mala, un barco, el Bannockburn, aparecería salido de la nada con rumbo directo de colisión hacia el Hutchison.

El capitán ordenó rápidamente virar el barco hacia babor, intentaba abrirse del rumbo del Bannockburn quien se aproximaba enfilado a toda máquina. No había salida, aquel barco parecía no sufrir las encrestadas olas. Gracias a la rápida maniobra del capitán, el Bannockburn pasó por la popa del Hutchinson cruzando su estela.

Rosemount (1896-1938) , el barco gemelo del Bannockburn, al que posiblemente más de una vez habrán confundido.

Los tripulantes y el capitán lo seguían visualmente de cerca. No podía ser, era increíble, aquel barco era el Bannockburn. Podían leerlo en la proa del barco.  El capitán y sus oficiales de  cubierta sintieron miedo y asombro al observar que aquel barco estaba gobernado por tripulantes con caras cadavéricas que se dejaban ver por la cubierta, incluso aseguraban haber visto al capitán esquelético en la cabina del puente. Pronto aquel espectro, aquella figura destartalada y oxidada de barco, encallaría contra la costa.  A los pocos segundos se desvanecía entre una densa niebla que se iba levantando.

Si el capitán del Hutchison no hubiera cambiado el rumbo, habría colisionado contra la costa, hubiera sido atravesado por afiladas rocas. Fue la aproximación endiablada y forzada del Bannockburn lo que salvó del desastre al buque. Los marineros y el capitán pensaron que aquel barco les había salvado de un cruel final. Los había forzado a desviar su rumbo para salvar sus vidas.

Desde entonces divisar al Bannockburn era considerado por los marineros como síntoma de mal presagio. Así seguirá, surcando eternamente las frías y oscuras aguas en busca de un lugar donde refugiarse para siempre…

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

2 Comentarios

  1. Apasionantes relatos todos , al igual que este, me maravilla poderlos leer,
    es un gran regalo!!!!
    Cuando los recibo los tengo atesorados en una carpeta especial
    Gracias

  2. Hola, muchas gracias Begoña por tus bonitas palabras, para mi es un placer escribir sobre estas historias para personas como tú. Gracias por leernos!!!!

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