El destructor de la clase tribal canadiense HMCS Iroquois fue testigo de un avistamiento OVNI múltiple, uno de los oficiales del puente de guardia pudo observar a una treintena de luces brillantes mientras el barco se dirigía a la isla de Guam. El testigo dio a conocer los hechos una vez estuvo ya retirado por miedo a ser apartado de su carrera militar. Conoceremos el increíble avistamiento OVNI desde el buque de guerra Iroquois.
El HMCS Iroquois pertenecía a la Marina Real Canadiense y sirvió durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea. Su nombre se tomó de la conocida como Confederación Iroquesa la cual estaba formada por varias tribus de Norteamérica como los Mohawk, Oneida, Onondaga entre otras, conocida como la liga de las Cinco Naciones.
El buque Iroquois fue botado en septiembre de 1941, era un barco de guerra ligero y rápido de 115 metros de eslora por 11,4 de manga, y su desplazamiento total era de casi 2.000 toneladas. Fue preparado y armado para combatir y poder hacer frente a destructores pesados de la época como los de la clase japonesa Fubuki, los destructores mas poderosos del mundo. Equipado con cañones de varias pulgadas y ametralladoras tenía capacidad de defensa antiaérea así como antisubmarina debido a sus tubos lanzadores de torpedos .
Debido a que era capaz de alcanzar velocidades cercanas a los 40 nudos, era utilizado como buque escolta de convoyes y participó en numerosas misiones en Gibraltar, Unión Soviética y golfo de Vizcaya. Participó incluso en diversas operaciones contra barcos alemanes en determinados puertos franceses, como en el Desembarco de Normandía.
Después de la Segunda Guerra Mundial fue modernizado. Le instalaron nuevos cañones, un nuevo radar y sonares. Estuvo destinado varios años como buque de entrenamiento de la Marina Canadiense. Fue comisionado para participar en la Guerra de Corea a mediados del año 1952 al mando de su comandante William Landymore. El barco Iroquois partió de Pearl Harbour un día de mayo de 1952 a las 1800 horas. El buque puso rumbo a la isla de Guam en el Pacífico Occidental para tomar posiciones de cara a la Guerra de Corea.
Hacía calor y humedad y la visibilidad no era del todo buena. Había una espesa niebla ayudada por la falta absoluta de viento. A la una de la mañana cuando el oficial MacFarlane llevaba ya una hora de guardia en el puente vio una especie de luz blanca por la amura de babor (a la izquierda de la proa) a uno 30 grados de elevación y a la distancia estimada de una milla. Aquella luz se movió de derecha a izquierda rápidamente observándose una especie de halo alrededor. Lo primero que pensó el oficial fue que se trataba de una aeronave a baja altura realizando algún tipo de reconocimiento. No se visualizaba el contacto en la pantalla del radar de navegación lo cual no era extraño al ser un radar de superficie, aunque al volar bajo podría presentarse. El otro radar del barco, el de defensa antiaérea, se encontraba degradado por estar en labores de mantenimiento.
Era extraño ver una aeronave a esa hora y a más de 100 millas de Hawái. El oficial después de revisar los mensajes tácticos de la zona, no tenía constancia de ningún aviso de operación militar alguna programada. A los pocos minutos, otra luz apareció desde la misma dirección que la anterior y desplazándose a gran velocidad. Tampoco se mostró en la pantalla radar. La niebla finalmente se disipó y pronto el cielo se llenaría de estrellas.
Una hora más tarde, a las 2 de la mañana, el oficial observó un grupo de luces. Volaban como en formación tipo «V». Se presentaron desde el costado de babor hacia el sur. La mayoría de luces estaban agrupadas de tres en tres pero también grupos de cinco y seis objetos. Se aparecían y ocultaban a la vez velozmente. Lo hacían al unísono pero brillaban con distintas frecuencias de refresco. MacFarlane llegó a contar una treintena de ellas. Este tipo de visiones fueron también observadas por el señalero de a bordo quien pensaba que todo aquello era muy extraño.
En un momento determinado, una de las luces se separó de la formación que ocupaba y se acercó por la amura de babor volando de nuevo a baja altura. Aquel objeto tenía forma de platillo volante. Curiosamente en aquellos años la mayoría de avistamientos OVNI eran de esa forma. No solo se fotografiaron y filmaron objetos similares en toda Norteamérica sino en Europa y otras partes del mundo. Aquel objeto no podía ser menos, y pese a tener una forma de disco emitía una fuerte luz casi cegadora.
El oficial pudo comprobar utilizando unos binoculares que aquella nave poseía una fila de ventanas alrededor. No podía ver más allá de estas ventanas cuadradas y oscuras. Aunque lo intentó, era imposible ver algo en el interior, debido principalmente al fuerte brillo. El platillo se mantuvo en la misma posición casi un cuarto de hora hasta que desapareció a toda velocidad sin emitir el más mínimo sonido, por propulsión o por rozamiento con el aire. Mientras, se seguían contemplando el resto de objetos por babor a cierta distancia. A las 3 de la mañana desaparecieron todos aquellos objetos sin más.
El oficial durante su guardia no informó al comandante ni tampoco dejó detallado nada en el libro de guardia. MacFarlane no solía actuar de esta manera, era un militar leal y competente. Tampoco entró en contacto con otras unidades próximas por si habían podido ver algo parecido. MacFarlane quedó bastante perturbado por aquella visión y dejó escrito que había sido testigo de la observación de multitud de meteoritos.
A las 4 de la mañana salió de guardia sin mencionar al relevo entrante nada de los meteoritos ni obviamente sobre aquellas naves platillos. El oficial se reunió con su relevo de la guardia más tarde en el desayuno. Este último había tenido una experiencia parecida y decidió escribir lo mismo, «mucha actividad de meteoritos». Tras intercambiar opiniones entre ellos, llegaron a la conclusión de que habían estado sometidos bajo algún tipo de energía hipnotizadora procedente de estos objetos, justificando así el no haber dejado registrado lo que realmente vieron esa noche.
El oficial dio a conocer su experiencia una vez se jubiló por temor al ridículo y a que le afectara de alguna manera su carrera militar. Con el paso de los años nunca volvió a ver nada parecido, pero recuerda que no parecían hostiles y cree que solo estaban observando.
Este caso no fue único ni aislado, existieron multitud de testimonios de observaciones de estos objetos desde buques y submarinos a lo largo de la historia OVNI. Silenciados, ocultados, clasificados y otros como éste conocido con el paso de los años. Esperemos algún día saber si estos avistamientos de platillos volantes en la década de los cincuenta fueron reales, o por el contrario si fueron fruto de experimentos y proyectos secretos de la CIA o de otros países enemigos como la antigua Unión Soviética…