Truk Lagoon, el atolón de la muerte

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El atolón Truk o Chuuk Lagoon  fue descubierto en 1521 por Fernando de Magallanes, aunque por otro lado, existen fuentes que informan que fue Álvaro de Saavedra en 1528. Fue bautizado como ‘el archipiélago de las Carolinas’ durante la época hegemónica marítima de la Corona española. Actualmente y desde 1979, se encuentra en la zona conocida Micronesia, camino entre Filipinas y Hawái.  Este maravilloso atolón estaba compuesto de varias islas e islotes, laguna natural con forma de anillo que se encuentra circundado por arrecifes de unos 250 Kms de periferia, rodeado de muros naturales, con una superficie en total de unos 2100 kilómetros cuadrados.

Este paradisíaco enclave fue vendido por España a Alemania en 1895 por una veintena de millones de pesetas. Después de la primera guerra mundial fue cedida a Japón por la liga de naciones, antecesora de la ONU para que se encargara de administrar las islas. Aunque en un principio aquello no tenía un destino militar, ni así se pretendía, los japoneses empezaron a hacer uso de esta zona como parada militar para avituallamiento y como fondeadero de barcos.

Empezó a ser como el Gibraltar japonés y utilizado como punto estratégico para aviones y buques de la armada imperial japonesa. Desde este sitio fue de donde partieron alguno de los aviones japoneses que bombardearon Pearl Harbour aunque también algunos efectivos lo hicieron desde la Guardia del Distrito de Mako (base naval de la Armada Imperial en Taiwán), dejando destruida totalmente la base americana.

Existían cientos de buques mercantes y de guerra fondeados preparándose para un gran despliegue, había que estar preparado para  cuando hiciera falta o se ordenara. Esta zona estaba custodiada por cerca de 500 aviones que protegían la laguna.

La barrera natural proporcionaba una gran protección, era como una ensenada natural donde se resguardaba la flota japonesa. Poseían zonas aéreas que estaban custodiadas por submarinos, había campos de minas estratégicamente colocados en ciertos pasos y canales, cañones de gran calibre en situaciones de vigilancia, torpedos preparados para ser activados. Todo estaba listo para defenderse de una posible invasión norteamericana.

El exceso de control del atolón y la relativa relajación hizo que los japoneses bajaran la guardia, así como la falta de avituallamiento de armamento y combustible provocó que a mediados de febrero de 1944 se propiciara un gran ataque sorpresa, que duró casi tres días, y fue denominado «Operación Hailstone» (granizo), donde la flota japonesa, flota que estaba casi al completo,  fue sorprendida por los EE.UU.  Fue un ataque naval y aéreo donde se desplegaron un gran número de buques, 7 buques de guerra y 500 aviones, de los cuales tan solo fueron abatidos 25, y que desde entonces permanecen en el lecho marino junto al enemigo.

En estos tres días de ataques por los americanos se lanzaron casi 500 toneladas de bombas y de torpedos, se destruyeron 275 aviones japoneses, hundieron 12 buques de guerra y 32 buques mercantes que se dedicaban a abastecer de alimentos, combustible, agua, armamento. Se hundió casi la totalidad de la armada japonesa.

En este vídeo podemos ver como se desarrollaban aquellos ataques en la llamada operación Hailstone :

Después de este ataque exitoso por parte de EE.UU., no sólo el fondo del atolón estaba lleno de acorazados, submarinos, mercantes, patrulleras y aviones, sino que también se hundieron multitud de vehículos ligeros y pesados, como tanques, cañones, armas de distintos calibres, munición, varios tipos de explosivos, equipos electrónicos, fallecieron cerca de 2.700 japoneses.

Al año siguiente Japón se rindió, a pesar de que realizó varios ataques como venganza, la falta de municiones y de efectivos provocó que abandonaran el atolón en 1946 quedándose EE.UU. con las islas.

Durante dos años después las playas estuvieron bañadas constantemente por fuel y aceite proveniente de las entrañas de aquellos buques hundidos, fue una catástrofe que afectó a los arrecifes y a las especies autóctonas de la zona. Hoy en día según testimonios de buzos que han visitado la zona hay fluidos viscosos emergiendo a la superficie de las cálidas y cristalinas aguas del atolón, líquidos a granel procedentes de alguna sentina o máquina de los hundidos acorazados, mercantes y submarinos.

Actualmente es una zona estupenda para visitar si eres un apasionado del submarinismo, ya que puedes encontrar una gran variedad de fauna y de organismos marinos creando un precioso paisaje. Pero en el fondo de la laguna podremos encontrar una extraña fusión e interacción de muerte y destrucción con la vida coralina, multicolor y diversa. Es en la actualidad uno de los arrecifes más hermosos del planeta acoplado a un gigantesco cementerio de chatarra naval, quizás el más grande del planeta.

Es como si la sabia naturaleza quisiera haber neutralizado durante años a tanta destrucción con los más apreciado, la vida, una vida rica en especies y seres vivos que adornan y colorean a estos tanques, cubiertas oxidadas, anclas, cañones, tuberías, escotillas, bombas sin detonar, cajas de municiones. Entre los barcos hundidos podemos destacar Fujikawa Maru por estar cerca de la superficie y donde al parecer todavía guarda curiosamente miles de botellas de sake intactas, o el submarino Shinohara que participó en Pearl Harbour donde se pueden apreciar corales incrustados, siendo guarida para tortugas, tiburones y muchos más peces de esas latitudes.

Si nos sumergiéramos podríamos todavía encontrar en los buques, camarotes llenos de platos y vasos, cuberterías, objetos y enseres personales intactos, contrastando con multitud de cráneos y huesos pertenecientes a los soldados y marinos japoneses muertos atrapados bajo las cubiertas, aunque la mayoria de ellos fueron retirados durante la década de los ochenta por el gobierno japonés.

En este otro vídeo podemos darnos una vuelta por algunos naufragios que reposan en Truk Lagoon gracias al Capitán J.J. y Kim miembros de la tripulación del famoso barco cazatesoro Odyssey. Sin embargo fue el conocido Jacques Costeau el primero en 1970 en explorar esta zona.

Pero aquí no acaba la historia en estas aguas aparentemente tranquilas, existen testimonios de buzos que han informado de que en concreto del barco hundido Fuji Kawamaru, se han escuchado algunas veces la máquina funcionando, suenan los motores como si arrancaran de repente y se quedaran funcionando. Todos estos sonidos han sido oídos por numerosos submarinistas, incluso por algunos pertenecientes a grupos de investigadores submarinos de lo paranormal, como por ejemplo los «Paranormal Divers», cazafantasmas acuáticos, equipo que posee alguna que otra captura fotográfica y sonora de presencias procedentes de estos hundimientos. Se dice de encuentros fantasmales bajo el agua, de siluetas nadando por las entrañas de estos buques e incluso de espectros saludando y navegando en embarcaciones pequeñas a la deriva. Han habido casos de desaparición de submarinistas que nunca más regresaron.

Quién sabe si estas supuestas presencias están relacionadas con los Funayurei, esos fantasmas del folclore y espiritualidad japonesa, fantasmas de personas que murieron en el mar ahogados, normalmente en naufragios, muertes ocasionadas de alguna manera trágica o accidental como es el caso de los bombardeos en el atolón.

Según las creencias japonesas estos seres muertos se quedaban vagando alrededor de donde perecieron con la misión de atraer a los vivos para atraparlos con sus voces y cánticos. Una vez capturados los hundían hasta la muerte ocupando sus cuerpos. Quizás estos fantasmas submarinos se hayan quedado para custodiar a esta increíble flota sumergida del atolón …

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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