El 7 de noviembre de 1872 zarpaba, desde el puerto de New York y con destino a Génova, el buque Mary Celeste; estaba compuesto por una tripulación de siete hombres, capitaneados por Benjamin S. Briggs a quien también acompañaba su mujer y su hija de dos años. El buque transportaba 1700 litros de alcohol comercial, que la compañía H. Mascarenhas & Co había encargado para aumentar la graduación del vino.

No se registró ningún hecho anormal hasta el 24 de noviembre que en su última anotación del diario de abordo decía que habían llegado a las Azores y que encontraron mal tiempo. En la pizarra del puente (donde se anotaba las posiciones antes de pasarlas al cuaderno de bitácora) decía que el Mary Celeste se encontraba al nordeste de la Isla de Santa María, esto fue el 25 de noviembre, todo lo que viene después ya es un misterio.

Benjamin S. Briggs
Benjamin S. Briggs
Mujer e hija de Bigss
Mujer e hija de Brigss

Sobre las 15:00 horas del 5 de diciembre de 1872, y diez días después de la última anotación en la pizarra del puente el buque fue avistado por el benjamín Dei Gratia, que navegaba a Gibraltar desde New York, a 650 km al este las Azores. El capitán del Drei Gratia, David Reed Morehouse relató cómo lo avistó:

“Dirigía la proa hacia el Este, amurado a babor, mientras era impulsado por una suave brisa del norte, pero seguía teniendo las velas acuarteladas y dispuestas como si el viento viniera por estribor, es decir por el Sur”

David Reed Morehouse capitan de Dei Gratia
David Reed Morehouse capitán del Dei Gratia

El capitán Morehouse, al percatarse que el barco a la deriva era el Mary Celeste, se alarmó más aun, ya que el capitán Briggs y él eran amigos desde hacía algunos años. Al aproximarse, Morehouse pudo observar que no había nadie al timón ni señal alguna de vida en la cubierta. Ante esto ordenó a su primer oficial, Oliver Deveau, que abordara el barco.

Oliver deveau
Oliver Deveau

A continuación las palabras textuales de Deveau:

Embarcamos en la chalupa 5 marinos y yo, cumpliendo órdenes del capitán Morehouse; la distancia entre ambos barcos era de unos cientos de metros.

El barco era impulsado por una suave brisa, que lo hacía navegar aproximadamente a 2 nudos; a fin de poder abordarlo remamos hasta abarloarnos por la amura de babor desde donde venía el viento, haciéndolo así, a fin de evitar que por la deriva el barco nos cayera encima. Luego de hacer firme un rezón a los acolladores del palo mayor logramos poder abordar.

Luego de una rápida inspección pude comprobar que el barco estaba desierto, el único bote había desaparecido, colgando de la popa restos del aparejo para izarlo; daba la impresión de haber sido cortado en rápida huida. Comprobamos que el antepecho lateral, correspondiente al lugar donde debió arriar el bote, continuaba abierto; lo cual a mi entender, es otro indicio de una posible huida precipitada.

Sobre cubierta la escotilla principal y la de carga permanecían cerradas, pero la anterior que da al sollado de los marineros y la posterior que comunica con el camarote del capitán y oficiales estaban abiertas, también lo estaba la de la despensa.

Sobre cubierta encontramos tirada la barra de sondeo, e inmediatamente la utilice para comprobar el agua que había en la sentina, verificando que solo tenía 1 metro, lo que me pareció razonable para un barco de esas características, no siendo motivo de abandono.

El aparejo se encontraba preparado como para mal tiempo, más precisamente como para correr un temporal, ya que solo estaban izados el Foque, el Petifoque, la trinqueta estaba arriada y solo portaban el juanete fijo y el volante. Notamos que la burda volante se hallaba enredada, la driza de la cangreja se había roto, y la vela de sobre gavia también estaba arriada.

Luego de la inspección en cubierta procedimos a revisar en detalle el interior, lo primero que nos llamó la atención fue que había restos de comida, colocados con orden en la mesa; también estaban ordenados una serie de objetos pequeños en mesas y estantes. Hecho que nos llevó a pensar que si hubiera habido un temporal o colisión se hubieran caído.

Encontramos un sable cerca de una de las escotillas abiertas y su hoja estaba manchada por algo que parecía sangre (después se supo que era oxido).

La ropa en el camarote del capitán, que supongo pertenecería a él y a su familia, se encontraban ordenadas en sus baúles. Encontramos también en sus lugares el dinero y equipaje de la tripulación.

El diario de navegación lo encontramos en la camareta del capitán, lo cual nos sorprendió pues no es su lugar habitual; la última anotación era del 24 / 11 / 1872; y en ella no se consignaba nada extraordinario que pudiera explicar la desaparición de la tripulación.

Notamos que faltaba la documentación del barco, un sextante y algunas provisiones

Respecto de la carga que eran barriles de alcohol, 9 estaban vacíos y en mal estado.

Nunca fue hallada la tripulación…

Donde fue hallado el Mary Celeste
Donde fue hallado el Mary Celeste

Después de este suceso, la vida del Mary Celeste no estuvo libre de ajetreo. Fue malvendido muchas veces porque no se encontraba tripulación para el barco “embrujado”. Ardió varias veces y encalló otras tantas hasta que en 1885 fue hallado en aguas de Haití. Su capitán, Parker, fue acusado de llevarlo a los escollos deliberadamente para cobrar el seguro.  

Sin duda, insólitos, este es un misterio de los que da que pensar, para más información podéis visionar el vídeo que tan magistralmente ha montado nuestro compañero y amigo Rubén C. Villalobos: Mary Celeste: El buque fantasma.

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Christian López
Escritor, poeta, columnista, amante del misterio, superviviente inconformista y antisistema

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