En algunas ocasiones los sensores de vigilancia de los buques de guerra han sido capaces de detectar contactos u objetos sumergidos no identificados, conocidos o etiquetados como OSNI. Registrados alcanzando velocidades increíbles y a profundidades imposibles. La mayoría de estas detecciones suelen ocurrir durante ejercicios y maniobras navales conjuntas, ya que se ponen a prueba al límite todas las capacidades y sensores, como radares o sonares.
Una de las primeras historias de avistamiento de objetos no identificados sumergidos fue el que pudieron contemplar algunos tripulantes desde un submarino norteamericano en la superficie, en concreto el USS Tiru en junio de 1966, donde observaron a un objeto salir del océano a gran velocidad.
Desde hace muchos años en los cielos de medio mundo se ven supuestos objetos desconocidos, de múltiples formas y colores, cilíndricos, metálicos, esféricos, asimétricos. Podría ser que el origen de muchos de estos avistamientos de objetos procedan del océano. Nuestro planeta Tierra está cubierto por agua en casi un 70%. Los mares y océanos forman un mundo al fin y al cabo casi desconocido y con mucho por descubrir. La procedencia de estos objetos desconocidos del fondo de los océanos alimentaría la teoría de la existencia de bases submarinas extraterrestres y quién sabe si de civilizaciones.
El USS Tiru o SS-416 fue un submarino norteamericano que se puso en servicio en septiembre de 1947, pero más de una década después, en 1959, sufrió una serie de modificaciones para su modernización, bajo las conocidas como GUPPY (Greater Underwater Propulsion Power Program). En este proyecto de rehabilitación y modernización se le realizaron varias mejoras importantes. Su eslora fue alargada casi cuatro metros y se le instaló una nueva torre de control. Se equipó de más sensores como sonares activos y pasivos (que no emiten) y se ampliaron los tubos lanzadores de torpedos quedando 6 a proa y 4 a popa. Las reformas seguirían en los años posteriores con la optimización del sistema de aislamiento de ruido de la maquina mientras estaba sumergido.
Para verificar todas estas mejoras realizó una prueba de mar que se llevaría a cabo a mediados del mes de junio de 1966. Partió de Hawái con el objetivo de realizar un test de alineación y del sistema de torpedos. Realizaban una navegación de superficie cuando el vigía de babor del submarino contempló algo insólito. Se encontraba inspeccionando el horizonte con binoculares en un día que se empezaba a nublar y a obscurecer. Este tripulante pudo divisar un objeto extraño a una distancia aproximada de unas 2 millas. Parecido a una nave metálica del tamaño de un campo de futbol americano. Había bajado de las nubes para introducirse en el agua a gran velocidad y con enorme violencia. El impacto contra el océano era tan grande que se divisaron altas columnas de agua.
El objeto estaba en demora 315 grados y a unas 2 millas y media (3,7 km). El vigía de babor no informó al otro vigía, ni al oficial de cubierta del hallazgo solamente les pidió que cubrieran la demora 315 . Fue entonces cuando el vigía de estribor y el oficial se quedaron sorprendidos. Pudieron comprobar por ellos mismos como una imponente nave de aspecto metálico salía y entraba en el agua a gran velocidad.
El operador radar del submarino informaba a la vez de la visualización en la pantalla de la consola, de la detección de un contacto que aparecía y desaparecía continuamente. Localizado en la misma demora y distancia. El operador sonar detectó a la vez un extraño eco en la misma dirección y alcance. Estaba claro que estaban observando al mismo objeto extraño. Acto seguido avisaron al Comandante para que subiera y comprobara aquello con sus propios ojos. A los pocos segundos se presentó en la torre junto al Jefe de intendencia, el cual portaba una cámara de fotos. Asombrados pudieron realizar varias fotografías que nunca salieron a la luz. En total cinco hombres de la tripulación contemplaron aquel objeto.
El objeto daba la sensación de estar propulsado por algún tipo de motor o maquinaria, se comportaba como si estuviera controlado o pilotado por alguna inteligencia. Era de un color metálico apagado, gris, parecido al estaño. No emitía luces ni ningún tipo de resplandor o brillo. Estaba rodeado de pequeñas ventanas en todo el perímetro. Aquel artefacto se desplazaba en completo silencio. Tenía forma de cuenco invertido, como si se tratara de una embarcación con forma circular. La observación duró aproximadamente unos 10 minutos, y la nave realizaba siempre la mismo maniobra, salía del agua para perderse entre las nubes y volvía a entrar endiabladamente en el agua. Como si estuviera recogiendo agua o algo y lo transportara a algún lugar detrás de las nubes. Los sistemas y sensores del submarino no se vieron afectados por ningún tipo de energía ni emisión, así como los giróscopos del sistema inercial no se vieron perturbados. Pronto lo perderían de su campo de visión ya que el submarino continuó con su rumbo durante el fenómeno y no se desvió hacia el objeto.
Para reportar este tipo de incidentes, el ejército americano y canadiense tenían una publicación militar denominada JANAP 146-E (Joint Army Navy Air Force Publication), que se encargaba de proveer instrucciones claras para reportar estos avistamientos. El comandante siguió a pies juntillas dicha publicación para informar a sus superiores utilizando un formulario para tal efecto denominado CIRVIS (Communications Instructions for Reporting Vital Intelligence Sightings). Bajó a su camarote y envió la información por mensaje radio informando de lo acontecido.
Minutos más tarde informó a los testigos de que aquello que habían visto no debía ser conocido por nadie más y que debían mantenerlo en secreto. Les hizo firmar una serie de documentos para mantener el hecho en silencio, de lo contrario deberían pagar una importante multa a parte de posiblemente ser expulsado del cuerpo militar. Aquel incidente se mantiene clasificado hasta fecha de hoy.
Los testigos del acontecimiento no fueron autorizados a desembarcar en el siguiente puerto, ni aunque estuvieran exentos de guardias. A las dos horas de estar atracados, un oficial de inteligencia naval embarcó y se reunió con el Comandante. Después se entrevistaron con cada uno de los testigos para conocer que opinaban de aquella observación. Todos al principio contestaron de que aquel objeto parecía ser un platillo volante y que no había duda de su existencia. El oficial les negó todo aquello e incluso les insultó y los trató irrespetuosamente con varias amenazas sobre un futuro poco calentador para estos marinos. Salieron de aquel camarote negando todo lo que habían visto.
Hasta el día de hoy, éste y muchos más avistamientos se han mantenido en secreto, y no han sido desclasificados. Los conocemos gracias a que alguno de sus testigos tuvieron la valentía de airearlos con el tiempo. Rara vez los gobiernos deciden airearlos y no sabemos con qué fines. Como el publicado en estos días donde un helicóptero Eurocopter Cougar AS-532 de la Armada chilena graba con una cámara infrarroja durante varios minutos a un objeto invisible que libera una especie de rayo o haz.
La procedencia submarina de estos objetos es algo que no debería de extrañarnos ya que el fondo del océano es un lugar increíble y poco explorado, donde seguro que existen muchas grietas y rincones a inmensas profundidades, muy adecuado para ocultarse del resto del mundo.
Si fuera cierta la existencia de estas naves de origen desconocido, se me ocurren algunas preguntas: ¿Porque hay algunas que se dejan ver?, ¿son descuidados o son intencionados?, ¿son realmente como los vemos o nuestra percepción y dispositivos nos distorsionan la realidad?, ¿se desplazan, vuelan y se sumergen o es nuestra impresión?, ¿les aplicarían las leyes de la física que conocemos?, ¿son capaces de moverse libremente entre dimensiones y portales?, o ¿son dispositivos militares secretos?…