9 de Febrero de 1982, son las 08:44 am de un nuevo día cerca de Tokio cuando un DC-8 de Japan Airlines se aproxima al aeropuerto de Haneda en Japón. De repente, el Comandante corta uno de los motores y encara el avión contra el mar. Sería el comienzo de un auténtico intento de suicidio.
Bienvenidos a bordo de nuevo una semana más, amigos de Informe Insólito. Si bien en mi sección de Misterios Aéreos ya hemos analizado más de una vez las verdaderas causas de la catástrofe del vuelo de Germanwings, oficialmente se sigue manteniendo que su copiloto, el joven Andreas Lubitz, estrelló contra los Alpes franceses de manera intencionada su Airbus A-320 con 144 pasajeros a bordo y 6 miembros de la tripulación el 24 de Marzo del 2015. Toda una supuesta historia de una tragedia personal que llevó a ese joven copiloto (insisto, oficialmente) a terminar con su vida de esa manera.
En el artículo de hoy me parece interesante recordar algunos casos que tuvieron eco mundial a causa de esta “macabra temática”. Pilotos suicidas a los mandos de aeronaves civiles llenas de seres inocentes que nada tenían que ver las tragedias personales que llevaron a estos pilotos a terminar con sus vidas de esta manera, o a intentarlo, provocando aún así, muertes y heridos a bordo o en tierra. Este problema “a bordo” de ciertas aeronaves ha obligado a las administraciones aeronáuticas y a los responsables de aviación civil del mundo entero a reforzar los protocolos médicos a la hora en la que los pilotos pasamos nuestros controles médicos anuales. Tras entrevistas con psiquiatras y psicólogos y después de muchas pruebas, cualquier persona no apta mentalmente para el vuelo debería de ser detectada con facilidad. Pero no siempre ha ocurrido así. Por eso hoy vamos a repasar los casos más famosos y desgraciados en los que un avión terminó su vuelo de forma súbita y accidentada por culpa de la mente enfermiza de alguno de sus pilotos.
He abierto el artículo con un llamativo caso, además muy poco conocido, en el que un piloto se convirtió en un deplorable ser suicida que intentó acabar en pleno vuelo con su vida y con la de sus pasajeros al intentar estrellar su avión contra el mar. Sucedió un 9 de Febrero de 1982, cuando a las 8:44 de la mañana, mientras un DC-8 de la compañía Japan Airlines se aproximaba ya en una cota muy baja al Aeropuerto de Haneda en Tokio, Japón, su Comandante de repente y sin esperarlo nadie, apagó el piloto automático, echó la mano a la palanca de mando de uno de los motores y la retrasó hasta cortarle toda la potencia mientras a su vez comenzó un picado contra el mar, presionando los mandos de control hacia delante para bajar el morro.
Aquel Comandante de la Japan Airlines se llamaba Seiji Katagiri, tenía 35 años de edad y era el piloto al mando de aquel DC-8 que cubría la línea Fukuoka-Tokio. El copiloto, o primer oficial que lo acompañaba aquella mañana, sentado a su derecha era Yoshifumi Ishikawa y su ingeniero de vuelo, sentado detrás de ambos y vigilando su panel de control de los sistemas del avión era Yoshimi Ozaki. Sin saber cómo ni por qué el Comandante estaba teniendo esa reacción suicida, ambos se lanzaron contra él arrebatándole el control del avión a escasa altura sobre el mar. En una escena de auténtica heroicidad, lograron recuperar de mala manera el control del avión pero al volar ya tan bajos, controlaron el inevitable impacto contra el agua de manera que el avión no sufriera un accidente mortal para todos. Amerizaron el avión como si nuestro ya tan famoso piloto cinematográfico Sully (que amerizó con A320 en el río Hudson,en EEUU) fuera a bordo aquel día. Se quedaron a 500 metros del aeropuerto posados sobre el mar pero el DC-8 de Japan Airlines aquella mañana no tuvo tanta suerte como el Airbus 320 de Sully en el Hudson. El avión sufrió grandes roturas en su fuselaje y grandes desperfectos. Todos los pasajeros sufrieron heridas de diversa consideración y, lamentablemente, 24 pasajeros murieron en aquella mañana en este accidente estúpido y totalmente evitable.
El Comandante, Seiji Katagiri, pudo abandonar el cockpit por su propio pie. Sin pensárselo, se deshizo de su chaqueta de piloto para que no se le reconociera y se puso una chaqueta de abrigo que nada tenía que ver con su uniforme para pasar desapercibido y perderse entre el pasaje en medio de la evacuación. Fue uno de los primeros que consiguió subirse a una balsa salvavidas que ya flotaban junto al avión en el mar. Cuando le preguntaban quien era, declaraba que era un ejecutivo de una empresa de tecnología de Tokio. Consiguió ser evacuado con el resto de los pasajeros pero las autoridades no tardaron en localizarlo y detenerlo. Se había convertido en el piloto suicida que sobrevivió tras estrellar su avión y matar a 24 personas que viajaban a sus espaldas.
El pueblo y la cultura japonesa son famosos, como todos sabéis, porque es una cultura en la que el honor y la dignidad de una persona están por encima de todo y, si por honor has de morir, has de hacerlo de pie y con valor. El Comandante Seiji Katagiri, aquella mañana, rompió todos los preceptos de la cultura japonesa, cosa que horrorizó y enfureció a todo el país, Japón. Se intentó suicidar como un cobarde llevándose por delante a seres inocentes y, encima de no conseguirlo, no se quedó para ayudar a las víctimas y pasajeros heridos, huyendo como una verdadera rata de la escena del accidente. Como anécdota tras este suceso, cuando hoy en día a los niños en Japón se les quiere llamar cobardes, se les llama con el apellido de este ya desgraciado y famoso Comandante. Se les dice: “Eres un Katagiri”. Así pues, de esa manera, llaman egoístas y cobardes a los niños que cometen actos de deshonra.
Katagiri fue declarado inocente en un juicio en el que se le catalogó de enfermo mental, ya que este suceso lo provocó por culpa de sus episodios de demencia y se le condenó a ingresar en un instituto psiquiátrico. Después de un año de internamiento y tratamiento fue dado de alta ya que todos los informes médicos decían y señalaban que ya no era un individuo peligroso para la sociedad. El tribunal médico psiquiátrico le concedió así la libertad. La muerte de 24 pasajeros inocentes por su culpa le había costado muy barata. Tras recibir el alta, tuvo el “valor” de volver a la Japan Airlines para recuperar su puesto de Comandante pero la compañía se negó rotundamente, eso sí, dejándole para siempre una muy generosa pensión.
La próxima semana seguiremos analizando más casos de este tipo donde una mente demencial a bordo provocó auténticas tragedias aéreas. Eso sí, como bien sabéis, mantengo y mantendré siempre que el caso Germanwings jamás ha entrado en esta categoría. Nos han hecho creer que sí pero todas las pruebas indican precisamente que a bordo del A-320 de Lubitz ocurrió de todo menos un suicidio.
Os espero la próxima semana en mi sección de Misterios Aéreos. Hasta el próximo vuelo, amigos!!!