Arístides García-López Rengel, piloto gaditano de la 1ª Escuadrilla Expedicionaria en Rusia, desapareció enigmáticamente el 27 de Noviembre de 1941 cuando realizaba una misión aérea cerca de Moscú. Se esfumó para siempre. Esta es su historia y os la cuento en Informe Insólito…
Bienvenidos de nuevo a Informe Insólito, a mi sección de Misterios Aéreos, comenzando ya la nueva temporada de artículos en nuestra web de misterios, enigmas y casos insólitos. El año pasado, estando yo de servicio junto a mi compañero Andrés en la campaña contraincendios 2015 en Andalucía trabajando para el INFOCA, mientras charlábamos sobre una de sus aficiones en nuestra base del Aeropuerto Federico García Lorca de Granada, me llamó la atención la historia que Andrés me rescató del pasado para darme a conocer la vida de un aviador gaditano desaparecido misteriosamente sobre los cielos de Rusia allá por el año 1941.
Arístides fue un piloto gaditano perteneciente a la 1ª Escuadrilla Azul dado por desaparecido en un enigmático episodio vivido cerca de Moscú. Vivía en el nº 4 de la calle Marqués de Valdeíñigo de Cádiz. De Arístides se cuenta que era un hombre alegre, muy hablador, que se ganaba a todo el mundo por su personalidad y por estar considerados muy buena gente entre los suyos. Su gran pasión y sueño en la vida, cosa que consiguió, la aviación sin duda alguna. Aunque sus padres quisieron que estudiara, él solamente pensaba en su meta, ser aviador algún día, así que llegó a un acuerdo con su padre y pactaron que comenzara desde debajo de todo, por lo cual empezó sus estudios como obrero meritorio en la Aeronáutica. Por aquel entonces, se vivían días de grandes vuelos dentro de la aviación conocida hasta entonces e incluso tuvo oportunidad de subirse a un avión varias veces, camelándose a los aviadores para que le dieran un paseito. Sus conocidos cuentan que llegó a subirse al mismísimo Plus Ultra, avión conocido mundialmente.
El 10 de Enero de 1933, con 18 años, se alistó como soldado de aviación, haciendo el curso de piloto militar 2 años más tarde en la Escuela de Vuelo y Combate de Alcalá de Henares. Había cumplido su sueño. El 18 de Julio de 1936 (alzamiento de Francisco Franco), y alertado días antes por Joaquín García Morato (gran As de la Aviación Española), le cogió en su casa y al día siguiente se personó en el Gobierno Militar de Cádiz dónde le dieron orden de partir hacia Sevilla y posteriormente a Armilla, Granada. Desde esta base militar comenzó su gran carrera militar, obteniendo 17 derribos de aviones enemigos y consiguiendo la Medalla Militar Individual. En la Guerra Civil fue miembro del “2-G-3”, el famoso Grupo de Caza Aéreo de Joaquín García Morato y llegó a ser Capitán de la Escuadrilla “8-E-3”. También fue víctima del enemigo cuando fue derribado el 1 de Enero de 1937 en Porcuna, mientras pilotaba un Breguet XIX, cayendo tras las líneas enemigas pero consiguiendo llegar por su propio pie de nuevo a territorio amigo.
En 1937 también fue herido leve en la cabeza a bordo de un avión Fiat CR-32 Chirri, por una ametralladora, en un combate aéreo entre Huesca y Zaragoza. La curiosidad de este episodio es que llegó posteriormente a conocer en persona al piloto que le disparó, el cual le brindó hasta sus disculpas, ya que los combates aéreos eran combates entre caballeros. Y llegó el año 1941 cuando se tomó la decisión de enviar a Rusia una escuadrilla de expedición de aviones para la que llamaron también a Arístides. Para ir a Rusia, incluso suspendió su propia boda con su novia María Luisa. El 24 de Julio de noche salió desde Madrid en tren con rumbo a Berlín para convertirse en un miembro más de la 1ª Escuadrilla Expedicionaria Española al mando del Comandante Ángel Salas Larrazábal. En Septiembre de 1941, estos pilotos recibieron sus aviones Messerschmitt BF 109E y su escuadrilla se unió al VIII Cuerpo Aéreo del General Von Richthofen, el cual apoyaba a dos batallones del III Ejército NAZI de Hitler que avanzaba hacia Moscú.
A partir del 20 de Octubre de 1941, los combates en los que participaba eran ya diarios, protegiendo a los aviones NAZIS que bombardeaban Moscú. El 6 de Noviembre de 1941 trasladan su escuadrilla a Rudsa y tras una intensa nevada que los deja aislados, el 27 de ese mismo mes comienzan sus operaciones de nuevo bajo las órdenes del Comandante Salas. La meteorología era mala, techo de nubes solo a 500 metros (menos de 2000´pies), -20ºC de temperatura, condiciones extremas. La primera misión del día del la primera patrulla era proteger un escuadrón de bombarderos NAZIS JU-87 Stuka. La última patrulla la formaban el Comandante José Muñoz Jiménez, Arístides como Capitán y Manuel Kindelán Núñez del Pino como Teniente. Estos 3 aviadores protegerían a otro escuadrón de bombarderos NAZIS HS 123, conocidos como “Angelitos”. El Comandante Muñoz cargaba una bomba de 50 Kg en su avión. La primera escuadrilla fue recibida por fuego antiaéreo al sobrevolar su objetivo y Muñoz fue alcanzado. El Teniente Kindelán escuchó por radio a Arístides decirle a Muñoz que le habían dado, que saltara en paracaídas. Le hizo caso, saltó pero con tan poca altura el paracaídas se abrió casi llegando Muñoz al suelo, haciendo pensar a Arístides que Muñoz había muerto o estaba muy malherido. Junto a Kindelán, sobrevoló la zona, a 5 Km de Istra. En ese momento Kindelán perdió de vista a Arístides y perdió el contacto radio con él también.
El Teniente Kindelán, viéndose solo, se volvió a su aeródromo suponiendo que Arístides podría haber aterrizado para intentar rescatar a Muñoz en el suelo. No hubo ningún ataque de aviones enemigos, Kindelán no vio nada ni percibió ningún ataque ni tampoco vio a Arístides caer derribado por fuego enemigo o por alguna aeronave enemiga. Pasaron las horas y los días pero Arístides jamás regresó ni apareció. El lugar era duro climatológicamente hablando, terreno inhóspito y bajas temperaturas, la supervivencia allí abajo era difícil, casi imposible. Además, los rusos, por costumbre, ejecutaban a cualquier piloto enemigo que cayera a tierra y siguiese vivo. Pero Arístides, además de ser piloto acrobático y experto aviador era capaz de sobrevivir en territorio enemigo. Ya lo había demostrado.
Arístides desapareció para siempre sobre los cielos de Rusia sin dejar rastro ni pista alguna, jamás apareció ni su avión ni su cuerpo. El experto aviador y héroe de los combates aéreos se convirtió así en leyenda para siempre, descansando en Paz en el cielo infinito de los aviadores héroes. Y para terminar, quiero dedicar y agradecer enormemente a Andrés Trenado, piloto, aviador y amigo, que me contase esta historia para que la pudiera compartir con todos vosotros dentro de nuestra sección de Misterios Aéreos. Nos vemos a bordo, en el próximo enigma de los cielos…
Capi, el techo es de «nubes», quedó de «nueves», buen artículo como siempre
Corregido, gracias.
Estimado señor. Debía usted citar sus fuentes , pues su trabajo nace del fruto del esfuerzo de otros.
No las cita porque concretamente este artículo lo ha plagiado entero. Soy amigo del autor.
¿De qué me suena a mí este artículo?, creo haberlo leído antes. El autor es un experto en historia castrense española que ha escrito innumerables artículos y libros. Debería ser citado.
Pues sí… el artículo está plagiado y lo ha copiado tan mal que hasta ha cometido errores de bulto.
Sí, eso me dicen en todos los artículos. Gracias.
Lo has plagiado… ¡Y lo sabes!
El Plus Ultra nunca desapareció. Te equivocas de película.
Tienes toda la razón aunque para mi gusto, te sobra la segunda frase. No cuento ninguna película. Pero mi intención era decir que había desaparecido parte de su tripulación, no el avión. Gracias por el apunte, siempre que sea con educación. De hecho, como bien dices, el Plus Ultra nunca desapareció sino que está en Argentina, donado por el Rey Alfonso XIII a su Armada.
Cite Vd. las fuentes, o mejor, deje de plagiar trabajos e investigaciones de otros autores. Un saludo.