Vampiros emocionales

Los vampiros psicológicos se infiltran en nuestro entorno, nuestros amigos, familiares, parejas…

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¿Alguna vez ha sentido cansancio a la hora de pensar en quedar con una persona determinada, o después de haber estado durante una tarde con un familiar o amigo? Si ha sido así, ha sido víctima de un vampiro emocional, personas que extraen nuestra energía vital y la usan para alimentar su negatividad. Y es que, es cierto que hay personas que nos transmiten muy buenas vibraciones y nos llenan con su optimismo para alegrarnos el día, pero en cambio, hay otras que nos desgastan con su pesimismo, inmadurez o egoísmo.

El problema de este tipo de personas es la dificultad para reconocerlas, puesto que, se infiltran en nuestro entorno, nuestros amigos, familiares, parejas… Provocan en nosotros a fuerza de relacionarnos con ellos día tras día, un gran estrés y desgaste, no solo a nivel emocional sino también físico. De hecho, las emociones son contagiosas y los estados emocionales negativos mantenidos a lo largo del tiempo pueden dar lugar a numerosas enfermedades.

Para llevar a cabo su objetivo, los vampiros emocionales necesitan dos condiciones esenciales: cercanía y tiempo, es decir, necesitan establecer determinados lazos emocionales con la persona para conocer sus puntos débiles y de este modo, conseguir arrebatarles su autoestima, por ejemplo. Además, mientras más cercanos y más estrecha sea la relación con ellos, más difícil resultará descubrirlos y sus daños en nosotros serán aún mayores. Se alimentan de la energía de los demás recurriendo a la manipulación emocional para lograr sus objetivos, sin sentir pena ni remordimientos. Y es que estas personas tienen muy poca empatía, son extremadamente egoístas y no son capaces de ponerse ni por un segundo en el lugar del otro.

vampiro psi

No obstante, existen diferentes tipos de vampiros emocionales, puesto que todos no operan de la misma manera; por ejemplo, se encuentran los vampiros pesimistas. Se trata de la típica persona que ve el mundo de color gris, para ella todo es negativo y hacerle ver que en realidad no es así es una misión imposible, ya que, siempre tiene a mano un argumento para demostrar que su vida y el mundo no merecen la pena. Si mantenemos una relación prolongada con esta persona puede terminar haciéndonos adoptar su perspectiva negativa y pesimista, robándonos nuestras ganas de vivir y esperanzas. Pero llegamos a encontrar hasta 6 tipos más de vampiros emocionales, los cuales son vampiros catastrofistas, quejicas, criticones, sarcásticos, agresivos e indefensos.

Por otro lado, cabe destacar que, a menudo, estas personas humillan o ningunean a su víctima pero siempre tienen una excusa para explicar su propia versión de los hechos y por consiguiente, salir airosos de esa situación. De hecho, ante los ojos de los demás incluso pueden adoptar el rol de víctimas, cuando en realidad son los causantes.

Sí es cierto, que en algunas ocasiones este patrón de comportamiento no es consciente, es decir, el vampiro emocional se comporta así de manera automática, sin pensar demasiado en las consecuencias de sus actos, porque es la única forma de relacionarse que conoce, un estilo relacional que quizás aprendió de sus padres o que desarrolló como un mecanismo de defensa a partir de situaciones traumáticas que vivió en el pasado. A pesar de ello nos están robando la energía por lo que, no debemos dejar que continúen operando sobre nosotros. Por eso, si rehúyes a una persona sin saber muy bien por qué, si te cuesta devolver una llamada o si la sola idea de encontrar a alguien ya te resulta agotadora, es probable que te encuentres ante un vampiro emocional. Activa tu radar y no caigas en su tela de araña.

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Psicóloga.

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