La masacre de Jonestown es uno de los crímenes más horrendos y lamentables que se han dado nunca, un suicidio colectivo protagonizado por una secta llamada Templo del Pueblo. En dicho suicidio perdieron la vida de cerca de un millar de personas. Sucedió en un lugar llamado Jonestown, en Guyana, junto a Venezuela. Un lugar que a día de hoy se encuentra invadido por la jungla y por las malas hierbas así como por el silencio. Este hecho, debería ser catalogado como asesinato en masa por los hechos que conoceremos a continuación.
Nuestra historia comienza con James Warren Jim Jones, persona educada en una familia de campesinos en Crete, un pueblo de Indiana (EEUU). Su padre estaba jubilado ya que fue herido en la Primera Guerra Mundial, por lo que fue su madre quien se encargó de coger las riendas de la familia. Jones pese a ser muy religioso y estudiar para ser pastor estuvo unido al partido comunista de EE.UU. Se casó con Marceline Baldwin con la que tuvo un hijo biológico y otros hijos adoptados de distintas etnias. Jones estaba orgulloso de su familia interracial y animaban a todos a hacer los mismo.
Jones creía que el capitalismo era malo para el mundo y que provocaba grandes desigualdades. Tenía una visión comunista de las cosas y empezó a pensar en ideales donde las personas deberían vivir en comunidad y en armonía para trabajar todos por un bien común, sin importar razas ni nacionalidades, buscando la igualdad económica y racial. Con todos estos ideales se le ocurrió crear una organización religiosa en el año 1955 a la que llamó el Templo del Pueblo. Se dedicaban a realizar obras benéficas a favor de los sin techos y drogadictos, así como luchas por los derechos de las personas de color.
En 1966 decidió mover la sede de su agrupación a Redwood Valley, una pequeña ciudad al norte de Ukiah, en la parte norte de California. Eligió este lugar porque había leído que era uno de los sitios menos probables de sufrir las consecuencias de un ataque nuclear. En aquellos años las armas nucleares estaban en su apogeo, durante la guerra fría. Más tarde se movió a San Francisco ya que seguía sospechando de un posible ataque así como que el FBI y la CIA estaban detrás de él.
Pocos años más tarde, en 1973, decidió salir en busca de nuevos territorios, un lugar lejano y natural, y así lo hizo. Se fue a la selva de la Guyana, en América del Sur, cerca de Venezuela, ex-colonia británica. La zona para el asentamiento era grande, de aproximadamente 12 kilómetros cuadrados. Consiguió asentarse en esta zona gracias a que se entrevistó con el gobierno de Guyana y consiguió mano de obra local de aproximadamente unos 200 guyaneses. Allí podría fortalecer sus ideales y desarrollar al Templo del Pueblo. No fue hasta 1977 cuando empezó a vivir en este sitio al que llamó Jonestown.
Era una zona paradisíaca, rodeada de un alto índice de humedad y de altas temperaturas . Al principio había pocas cabañas construidas lo que propicio un hacinamiento y estaban divididas según el género, por lo que algunos matrimonios tuvieron que estar separados. Cultivaron para tener alimentos y los materiales y herramientas necesarios vinieron de la capital de Guyana Georgetown. La Iglesia de Jones se financiaba de donaciones de particulares, de las pensiones de los ancianos que había en el campamento así como de los salarios de los adultos que trabajaban. Años después, el FBI encontró grandes cantidades de dinero en paraísos fiscales y en bancos suizos, alrededor de 10 millones de dólares.
Pasó de ser un supuesto paraíso a una zona de duros trabajos agrícolas. La alimentación solo estaba compuesta por arroz y legumbres lo que provocó con el tiempo que los pobladores desarrollaran ciertas enfermedades y problemas de salud, por el contrario Jones se alimentaba de carne.
No tenían ni electricidad ni agua corriente, por lo que recolectaban agua de lluvia para beber y asearse y solo compraban lo imprescindible. Por tanto llevaban un régimen de vida muy duro, no era tan maravilloso y paradisíaco como creían en un principio sus seguidores. Aquello parecía mas bien un campamento de trabajos forzosos, trabajando la tierra desde el amanecer hasta el ocaso, incluido los niños.
Las opciones que Jones daba a sus seguidores en caso de un ataque o invasión del gobierno americano eran la de huir a la Unión Soviética, realizar un suicidio colectivo llamado «acto revolucionario» o quedarse en el poblado y luchar. Jones tenían un gran poder comunicador con sus ideales marxistas, era persona con gran carisma que convencía rápidamente a aquellos que se oponían a sus ideas. Pero Jones empezó a abusar de las drogas pues creía que le servirían para ser más fuerte y avanzar en sus quehaceres. Sin embargo su salud empezó a mermarse y a crecieron en él pensamientos paranoicos.
Fue entonces cuando un congresista de California, Leo Ryan, decidió hacer una visita a Jonestown el 18 de noviembre de 1978. Ryan llegó al lugar y se dio cuenta de las condiciones duras, por lo que invitó a ayudar a salir de aquel lugar a todas las personas que lo desearan.
Fueron unos pocos los que decidieron salir con el congresistas y se desplazaron en camión hacia el aeropuerto. Por desgracia, el avión no estaba listo y tuvieron que esperar. Este tiempo de espera permitió que un par de vehículos de seguidores fieles de Jones se acercaran a Ryan para sesgar su vida y la de aquellos que pretendían huir de Jonestown.
Jones convocó a todos sus seguidores a una asamblea de urgencia, bajo un ambiente de pánico y agitación por la huida de algunos de sus fieles. Les dijo que el gobierno de EEUU atacarían e invadirían el poblado posiblemente torturando y matando a todos, mujeres, niños y ancianos. Animó a los congregados a realizar un «acto revolucionario», como el suicidio. Les contó que la muerte era una transición a otro nivel y les informó que había llegado el momento de acabar con todo.
Ordenó preparar un brebaje, una poción compuesta por cianuro, valium y un ponche de uva. Se colocaron a un lado del pabellón, y empezaron a repartirlo. Primero con los niños dándoles el veneno con jeringas. Después le tocó el turno a sus madres.
Murieron 918 personas incluidos 246 niños, Jones apareció con un tiro en la cabeza propiciado por una escopeta. Nunca se supo si fue suicidio o alguien le disparó. Las imágenes de aquella masacre dieron la vuelta al mundo. Cientos de cuerpos esparcidos por los alrededores del pabellón, la mayoría boca abajo. Los cuerpos fueron recogidos por las autoridades locales y enviados a la base aérea de Dover. Tras varios días la mayoría de ellos no fueron identificados por el avanzado estado de descomposición. Aquellos restos fueron enterrados en una fosa común en el único cementerio que quiso acogerlos, Evergreen de Oakland, California. Insólitamente no fue hasta el 29 de mayo del 2011 cuando un grupo de supervivientes y familiares pudieron dedicar un monumento a aquellos que habían muerto, cuatro placas de granito con los nombres de 918 personas.
No todos murieron, decenas de ellos huyeron y se aventuraron a escapar por la jungla recorriendo más de 40 Km, como el caso de Deborah Layton quien llego a volver a visitar el sitio después de muchos años, escribiendo un libro llamado «Veneno seductivo: la historia de una superviviente de Jonestown sobre la vida y la muerte en el Templo del Pueblo«. También Leslie Wagner Wilson anduvo por la espesura de la selva con su hijo de 3 años, atado a la espalda.
El tardío monumento recordará al mayor asesinato colectivo perpetrado por un perturbado y sectario líder que hizo de unas ideas y creencias una manera de vida, infernal y manipulada, aprovechando las necesidades y penurias de unos inocentes con el cerebro lavado. Asesinato que conmovió en su día a todo el mundo pero que pronto quedó en el olvido como otros tantos…