Desde el siglo XVII hasta bien entrado el XX existió una siniestra variedad de vodevil o circo que recorría pueblos y ciudades en carnavales y ferias varias, el denominado «Freak show» (espectáculo de fenómenos). Estos «espectáculos» exhibían a personas con malformaciones genéticas, mutaciones, y enfermedades metabólicas como gigantismo, enanismo u obesidad.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la denominada época victoriana, se hizo famoso el freak show de Tom Norman, que presentaba entre otros a Joseph Merrick, «el hombre elefante» sobre quien se llegó a rodar una película.
Estados Unidos también tuvo un circense célebre en este tipo de espectáculos, Phineas Taylor Barnum, que llegó a amasar una fortuna exhibiendo a personas con malformaciones genéticas.
Los freaks shows no distaban mucho unos de otros y en términos generales era esto lo que solían presentar:
- Travestís, magia, ventriloquia, cómicos, récords de uñas o cabello más largo, animales amaestrados, diferentes razas, y lo que más llamaba la atención, se podría decir que sus estrellas, personas con anomalías genéticas o enfermedades raras: amputaciones, obesidad, albinismo, enanismo, gigantismo, anomalías oseas, policefalia etc…
Aquí traigo algunas imágenes de estas pobres personas:
La lista sería interminable, todos ellos sufrían diversas enfermedades raras que los llevaron a ser exhibidos de ciudad en ciudad. La mayoría moriría joven.
Otro caso no menos repugnante es el llamado «zoológico humano» donde la «superioridad» del hombre blanco vino a exponer tribus de personas de diferentes culturas reproduciendo su entorno por la simple razón de que la gente se pasease y los mirase. Nativos americanos, filipinos, africanos e incluso esquimales fueron expuestos al público para su goce y disfrute. Sin ir más lejos, el madrileño parque del retiro fue un zoo humano muy famoso en España, el famoso lago y el palacio de cristal, fueron construidos para ese infame fin.
París, Londres, Barcelona… Y un largo etcétera se unieron a esta «causa».
Si ya resulta repugnante ver en cautividad a millones de animales en los zoológicos de todo el mundo, sin mencionar ciertas «tradiciones» que apestan a medievo, esto, queridos insólitos, me deja sin palabras. Parece ser que por fortuna estas prácticas están extintas, sinceramente así lo deseo. Y sin más se despide un servidor hasta la próxima. Siempre con temas interesantes y/o que nos hagan sentir que aún nos queda algo de conciencia. Tal vez.