La adolescencia es sinónimo de energía, vitalidad, nuevas experiencias y un mundo entero por descubrir, ¿pero en qué momento esa idea, a simple vista inocente cambia para convertirse en una escena terrorífica?
Hoy 14 de noviembre nos llegaba la noticia del suicidio de dos jóvenes de 15 años de edad en la ciudad rusa de Pskov por lo que al parecer dicen las primeras informaciones oficiales, la causa habría sido por arma de fuego.
Denis M. y Ekaterina V, llevaban tres días atrincherados en una vivienda según relataron ellos mismos en las redes sociales antes de quitarse la vida, escondiéndose de sus padres. Los dos jóvenes consiguieron abrir la caja fuerte del inmueble y hacerse con las armas de fuego que había en su interior, con las cuales desde las ventanas de la casa abrieron fuego contra un coche policía mientras retransmitían todo lo que sucedía en vivo por las redes sociales, los agentes afortunadamente no sufrieron ningún daño, pero el desenlace que se encontraron al acceder a la vivienda fue devastador, los dos cuerpos de los jóvenes sin vida con heridas de arma de fuego.
Los adolescentes antes de suicidarse dejaron mensajes de despedida en las redes sociales para sus amigos y familiares, a los que acusan de haber haber destruido «su vida y su psique».
Pero lo que más hace que pensar es que sus últimos momentos los hallan querido plasmar en las redes sociales queriendo ser por un momento protagonistas por un día en la vida de muchas personas.
¿Estamos de nuevo ante un problema causado por la falta de comunicación entre las familias y los jóvenes a causa de las nuevas tecnologías? ¿O nos encontramos ante la evolución en las relaciones personales, hasta tal punto que antes de que su familia sepa que ocurre prefieren que sus amigos de Facebook, Twitter etc… vean sus últimos momentos de vida?
Para los adolescentes esta manera de ver las cosas -más todavía que en los adultos- es una condición al parecer existencial y el sentido que ellos le dan. No ser “NADIE” para otros y no pasar desapercibidos, contar los “me gusta” en las redes sociales, formar parte de ese mundo virtual, satisfacerse en grupo, son rasgos de la juventud del futuro, y cuando algo de esto falla se viene el desastre.
Según la organización mundial de la salud (OMS) la tasa de suicidio en los últimos años aumentado en un 60%, aunque la tasa mayor es de varones de edad avanzada las tasas en jóvenes ha ido en aumento, hasta tal punto que a estos se les considera un grupo de riesgo en un tercio de los países del mundo. «El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen muchos factores entre ellos psicológicos y sociales»
Cada día nos damos cuenta que la vida de muchas personas gira entorno a una conexión a internet, a un Smartphone, tableta u ordenador y las relaciones entre seres humanos cada vez más se hacen a través de un teclado y de mensajes de texto más simples, cada vez le damos más importancia y valor a lo que personas que se esconden detrás de un perfil y una imagen en una pantalla, que quizás nunca veamos en persona, piensen de nosotros. Tenemos esa necesidad imperiosa de estar permanentemente conectados, controlarlo todo y estar informados de todo, pero la realidad es que mientras perdemos minutos, segundos, horas y días pendientes de una pantalla se nos escapa lo que verdaderamente importa, vivir el mundo que nos rodea, sentir el aire, el viento, la lluvia el sol y disfrutar cada momento con la gente que sí que tenemos cerca de verdad y con la que, si podemos hablar cara a cara, tocar y sentir.
Impresionante Jorge…..muy bueno el artículo. La cruda realidad….
lamentablemente si querido ivan, no se a donde llegará esta sociedad tan modernizada para unas cosas y tan atrasada para otros aspectos.