El cruel experimento Tuskegee

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Vamos recuperar un increíble experimento que ocurrió en los Estados Unidos durante muchos años, el experimento Tuskegee, experimento olvidado en la historia norteamericana y uno de los más crueles de todos los tiempos, llevado a cabo con personas inocentes, las cuales fueron utilizadas como auténticos cobayas y en el que perdieron la vida cientos de ellos. Personas inocentes que fueron engañadas con promesas y aprovechando el bajo nivel cultural e intelectual. Una vez más gracias al sufrimiento de estas personas sirvió para que se avanzara en la medicina, pero aun así no debería justificarse de ninguna manera ya que tuvo  fines sanguinarios.

El estudio se desarrolló en la ciudad de Tuskegee , Alabama, Estados Unidos, sitio conocido por su potencial agrícola, zona rica en plantaciones sobre todo de algodón, zona de grandes explotaciones donde muchos esclavos afroamericanos fueron sometidos a cultivar y recolectar las tierras. Columna vertebral de la economía del estado, conocida como el Cinturón Negro, «Black Belt».

La intención del experimento llevada a cabo por científicos del Servicio de Salud Pública e ideado por el doctor Taliaferro, era la de estudiar cuáles eran los efectos del sífilis en personas no tratadas, inicialmente con una duración de 8 a 9 meses, pero se prolongó en el tiempo y se dio paso al engaño. Entonces entraron en juego el doctor Wenger y el doctor Vondelerhr, quienes fueron los encargados de liderar tal siniestro engaño clínico. Las intenciones no eran solamente la de la experimentación, sino la exterminación de un núcleo de personas de color.

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Doctores examinado a un paciente o realizando una radiografía.

Tuvo una duración de más de cuarenta años y empezó en el 1932, su misión era estudiar el avance de la enfermedad venérea sífilis en la población de color, principalmente en varones. Fue denominado «Tuskegee Study of Untreated Syphilis in the Negro Male», lo atroz de este ensayo radicaba en que no proporcionaban tratamiento alguno a los varones infectados con esta terrible enfermedad venérea. Unos 600 «pacientes» participaron sin saber en qué consistía  y por supuesto sin dar su conformidad. Estos pobres individuos fueron diagnosticados con falsas enfermedades como por ejemplo la inventada «bad blood» (mala sangre) y fueron engañados con un tratamiento inocuo y falso durante décadas.

Extracción de sangre a participantes, aunque también los infectaban.

Se aprovecharon de que eran analfabetos trabajadores del campo y con pocos recursos económicos. A cambio de inscribirse en el experimento les prometían asistencia médica gratuita así como seguros de vida, lo cual obviamente para personas de esta clase era algo tentador y todo un lujo. Les daban de comer gratis los días que les tocaba analíticas o exámenes médicos, incluso les ofrecían correr con los gastos del funeral. Los captaban con panfletos que decían:

Gente de color, ¿tenéis la sangre mala? ¿queréis análisis de sangre gratuitos? os damos tratamiento gratis por el departamento de salud y médicos estatales. Podrías sentirte sano y tener la sangra mala, ven y tráete a tu familia.

A los que seguían con el tratamiento les enviaban certificados para felicitarlos por seguir en él. La continuación del estudio era justificada por los doctores ya que necesitaban esperar hasta que el ultimo de los pacientes muriera y poder hacerle la autopsia en busca de más datos médicos.

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Certificado de felicitación por llevar 25 años con el tratamiento.

Del grupo total inscrito, unas cuatrocientas personas estaban infectadas por el sífilis y otras doscientas no estaban contagiadas.  Hasta finales de los cuarenta no existió todavía la penicilina como medicina efectiva, aun así siguieron con el experimento sin tratar a estas personas y dejándolos continuar con su enfermedad. Murieron decenas de hombres infectadossus esposas se infectaron así como sus hijos y un número incalculable había sido infectado.  A estas personas no les dieron ninguna opción de abandonar el experimento, ni nunca se les informo del fin del mismo. Nunca supieron sus consecuencias mortales.

El 25 de julio 1972 Jean Heller de la Associated Press publicó la historia que apareció en la edición del  Nueva York Time y Washington Post al día siguiente, dándose a conocer este cruel experimento, inmediatamente después fue cancelado.

En 1973 lo afectados pusieron una demanda y ganaron una importante suma de dinero para los enfermos y sus familias. Desde entonces la sanidad pública americana realizó numerosas reformas y regularizaron las normas respecto a la defensa del paciente así como en lo relativo a la investigación o ensayos clínicos con pacientes. Se creó el Informe Belmont (principios éticos y pautas para la protección de los seres humanos en la investigación) y la Creación del Consejo Nacional de Investigación en Humanos.

Bill Clinton en 1996 pidió disculpas públicamente en un acto que se celebró en la Casa Blanca a la sociedad de Tuskegee, sobre todo a la población afroamericana por del daño físico y psicológico que habían sufrido durante decenas de años así como en memoria a los fallecidos por tal experimento. Sólo cinco de los ocho supervivientes asistieron al acto.

Clinton les dijo:

No podemos remediar lo que ya está hecho, pero podemos acabar con el silencio. Podemos dejar ya de mirar hacia otro lado. Podemos mirarlos a los ojos y decirles en nombre de la sociedad norteamericana, que lo que hizo el Gobierno de los Estados Unidos fue vergonzoso y lo siento.

Bill Clinton saludando a superviviente del estudio Tuskegee

A partir de entonces la sociedad de Tuskegee desconfió de las autoridades médicas, y como curiosidad su índice de donación de órganos es muy bajo.

Se ha demostrado durante el transcurrir de la historia contemporánea, que los países supuestamente más desarrollados como Estados Unidos, Alemania o Japón hayan realizado este tipo de ensayos. Les benefició avanzando en la ciencia a costa del sufrimiento y de vidas humanas.

Seguramente existirán lugares como países con dictaduras, países asiáticos, africanos o americanos, u occidentales cuyos gobiernos experimentan con la población sin su consentimiento y de una manera imperceptible.

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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