Chernóbil, los efectos de la radiación

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El desastre de Chernóbil, en Ucrania, supuso un antes y un después en la historia de la energía nuclear y la visión que la gente tenía de ella. Ha pesar de haber pasado muchos años desde aquella explosión, muchos aún tiemblan al escuchar las palabras «central nuclear«. Ha día de hoy es posible visitar Pripiat, la ciudad que estaba situada junto a la central, hoy ya abandonada, y ver como poco a poco, la naturaleza recupera aquello que un día le fue arrebatado. Los efectos de la radiación fueron nocivos, provocando numerosas muertes en el instante, pero también efectos a largo plazo.

Hoy en Informe Insólito analizamos los cambios que las radiaciones nucleares provocaron en los cuerpos de los seres vivos del entorno de la central nuclear.

Las porciones forestales más próximas a la central mostraron muertes masivas de árboles, que perdían los pigmentos fotosintéticos y mostraban un tono marrón rojizo, lo que les dotó del sobrenombre de «Bosque rojo«.

bosque rojo
Los árboles del Bosque Rojo mostraban éste aspecto. Muchos de ellos fueron arrancados y enterrados.

Al mismo tiempo también se produjeron múltiples casos de mutaciones en animales y humanos. A día de hoy, en el Museo Nacional Ucraniano sobre Chernóbil pueden verse ejemplares de animales que muestran atroces mutaciones.

La nube radiactiva se extendió por todo el continente. En muchos países se prohibió consumir determinados productos, como peces procedentes de ríos y lagos. Los meses posteriores a la explosión supusieron un aumento de casos de determinadas anomalías en todas Europa, especialmente en los países más próximos a Ucrania:

  • Síndrome de Down (debido a una trisomía en el par 21 de cromosomas), en Berlín, nueve meses después del Desastre de Chernóvil se alcanzó un máximo en los casos de esta anomalía genética.
  • Aberraciones genéticas, en Austria, Alemania y algunos países de la Unión Soviética, como Bielorrusia existieron en la época numerosos casos de malformaciones congénitas.
  • Defectos en los tubos neurales, casos limitados casi exclusivamente a Turquía. Durante el desarrollo fetal, el tubo neural se diferencia formando el cerebro y la médula. Estas deformaciones acarreaban problemas como la espina bífida, entre otros.

Años después, si se pasea por la zona podría llegarse a la conclusión de que allí no ocurrió nada, a excepción del abandono de las estructuras humanas. Los edificios de la ciudad están totalmente abandonados, y multitud de animales deambulan por los alrededores. Existen lobos, águilas e incluso osos viviendo en las inmediaciones de Pripiat y la central  nuclear. Muchos pájaros han construido sus nidos en los edificios abandonados.

Golondrinas analizadas muestran niveles de radiación altísimos en sus cuerpos, al igual que muchos otros animales estudiados como ratones, ciervos, etc. Sin embargo, y a pesar de que la presencia de anomalías entre los individuos es mayor que el porcentaje de anomalías existentes en animales de sus mismas especies pero de otras zonas de Europa, también se está observando que los mecanismos de presión evolutiva que buscan eliminar las anomalías son más rápidos de lo normal. Señal de que los animales están respondiendo y adaptándose a un medio hostil. Muchas alteraciones genéticas en animales interfieren con los apareamientos y la crianza, por lo que a la larga son eliminadas.

En las paredes del reactor nuclear, con ayuda de robots (ya que las inmediaciones de la central siguen mostrando incluso a día de hoy niveles altísimos y peligrosos de radiación), se han extraido hongos que muestran gran cantidad de melamina, una sustancia que les ayuda no solo a sobrevivir frente a la potente radiación, sino que les permite explotarla como recurso, creciendo más que otros hongos que no la poseen.

Hay controversia en cuanto a los efectos de la radiación sobre la salud humana. Lo que sí parece estar un poco más claro es la larga duración de los efectos. Incluso décadas después de la explosión, pueden seguir produciéndose efectos sobre la población. Se cree que muchos cánceres y otras enfermedades que producen muertes prematuras se deben al Desastre de Chernóbil. Sin embargo, el efecto prolongado de esta radiación de bajo nivel inspira dudas sobre la población, ya que se desconoce, y los modelos empleados para su estudio son altamente cuestionables. Además, la población comprendida para el experimento se extiende a Europa entera.

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Juan José Alférez Cara
Biólogo. Le fascina la naturaleza y esa fuerza moduladora que durante millones de años ha dado lugar a todas las formas de vida que hoy habitan La Tierra, llamada Evolución, y que también ha servido de lienzo para las leyendas de todos esos escritores desde la Antigua Grecia hasta el Siglo XXI. Contacto:juanjoalferez1@gmail.com

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