Adoración de los muertos en la Cripta de los Capuchinos

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En la maravillosa e histórica ciudad de Roma hay un sitio no muy conocido, lugar que tampoco suele aparecer en las guías de viaje o folletos turísticos para visitar. Es una capilla humilde y modesta y de gran sobriedad y poco ostentosa en comparación con las numerosas e increíbles iglesias que existen por toda la ciudad. Una pequeña iglesia que posee una cripta muy especial, una cripta decorada con unos motivos y materiales poco usuales para ser un recinto de fe, hablamos de la Cripta de los Capuchinos.

Iglesia Santa María de la Concepción, Roma.

La Iglesia se llama Santa María de la Concepción de los Capuchinos y fue construida entre los años 1626 y 1631, diseñada por Antonio Casoni , bajo la tutela del Papa Urbano VIII. Esta iglesia se encuentra localizada en la calle Veneto número 27. En la entrada podemos leer una frase que nos sobrecoge y nos prepara a lo que nos espera en el interior de la cripta, y que dice: «Aquello que vosotros sois, nosotros éramos; aquello que nosotros somos, vosotros seréis“.

Una de las capillas de la Cripta donde encontramos a tres hermanos Capuchinos momificados rodeados de cráneos.

Los Capuchinos son una rama de las Orden de los Hermano Menores fundada por San Francisco de Asís en el siglo XVI. Precursores desde sus orígenes de una reforma en el seno de la Orden ya que aspiraban a una vida más acorde con el retiro y la pobreza. Buscaban tener una vida ermitaña, apartados de la sociedad, practicaban una vida más contemplativa y volcada en sus oraciones. Sin permiso de sus superiores optaron por esta vida distinta lo que les ocasionó numerosas persecuciones y muertes durante la historia, padeciendo muchas bajas durante siglos.

Tres hermanos Capuchinos rodeados de pelvis en otra de las capillas de la Cripta.
Tres hermanos Capuchinos rodeados de pelvis en otra de las capillas de la Cripta.

Después de la construcción de esta sobria y modesta iglesia, Fray Antonio Barberini, hermano menor del Papa Urbano VIII, ordenó el traslado hasta la Cripta de los capuchinos muertos que se encontraban en el cementerio de la Orden, en la Iglesia Santa Cruz y San Buenaventura de  Lucca, en el distrito de Fontana, también en Roma.

Cuando los cadáveres fueron llegando, los huesos fueron catalogados y se clasificaron por tipo y tamaño. Una vez en la Cripta decidieron colocarlos de una manera artística y decorativa. La cripta está compuesta de 6 capillas separadas, las cuales fueron adornadas con más de 4.000 cadáveres supuestamente pertenecientes a hermanos capuchinos fallecidos desde el 1530 al 1870.

Lámpara creada con tibias, fémures y cráneos.

Cuando uno visita la Cripta, como un servidor, comprueba que la colocación de estas osamentas está hecho con total minuciosidad y con un talante macabro y escalofriante. Como elementos decorativos podemos encontrar fémures, pelvis, tibias, costillas, vertebras, omoplatos, cráneos y por supuesto algunos esqueletos enteros en un estado de momificación natural debido a una ventilación fría que retardó el secado de las carne. También podemos apreciar la existencia de esqueletos pertenecientes a niños ya que son de menor tamaño, lo cual inquieta más al visitante, algunos se saben que eran familiares del Papa Urbano VIII, sobrinos en concreto y otros se desconocen su relación con la Orden.

Hermano Capuchino yaciendo en cama de huesos.

 

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Otra de las salas donde podemos ver un par de brazos cruzados rodeado de vértebras decorando la pared y así como multitud de cráneos meticulosamente apilados.

Los hermanos Capuchinos fueron los que se encargaron de decorar la Cripta con los huesos de sus hermanos. El ornamento no sólo consistía en la colocación ordenada y armoniosa de huesos sino también recrearon ciertos objetos, como lámparas hechas de caderas, brazos clavados en la pared, vertebras colocadas simulando marcos y formas decorativas, huesos apilados formando camas para que varios cadáveres descansaran con sus esqueléticos brazos en cruz, formas que simulaban  coronas y cruces. Incluso podemos observar a una tenebrosa figura representando a la muerte con una guadaña en una mano y una balanza justiciera en la otra. Todo este engalanado óseo creaba un ambiente siniestro, en el cuál se respira una extraña paz rodeada de un escenario húmedo y lúgubre.

Otra de las salas principales de la Cripta donde aparece un cadáver representando a la muerte con su guadaña.

Estas curiosas criptas Capuchinas no solo existen en Roma, hay muchas de ellas repartidas por todo el mundo donde se utilizaron los huesos de los muertos como materiales, incluso mezclado con cemento.  Otro caso muy parecido sería en Portugal, en La Capilla de los Huesos de Évora, en la región del Alentejo, muy cerca de Lisboa. También del siglo XVI y realizada por los frailes franciscanos. Con un fin común, el de hacer reflexionar sobre la condición humana y el valor pasajero de una vida terrenal. En esta capilla en concreto hay más de 5.000 cadáveres que provienen de dos cementerios sitos en monasterios franciscanos.

Pared repleta de huesos y cráneos en la Capilla de los huesos de Évora, Portugal.

Realmente llama mucho la atención que en sitios de culto y de fe cristiana exista este ambiente y un mensaje tan desolador, más propicio de templos oscuros y sectarios. Imágenes óseas, duras y directas, utilizadas para convencer y hacer meditar al individuo del rápido viaje que nos espera por la vida y de que en el fondo, bajo la piel, somos todos iguales, tengamos la condición y estatus que tengamos. Queramos o no, más tarde o más temprano en polvo nos convertiremos

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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