El origen del gato como animal doméstico

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Recuerdo una conversación con mi amigo y compañero (por ese orden) Iván Castro, a raíz de un articulo anterior sobre los gatos como animales domésticos. Nuestro piloto me planteo una duda: ¿de donde vienen verdaderamente lo gatos? Antes del Antiguo Egipto no hay registros de la presencia de gatos como animales domésticos. ¿De donde surgen estos animales verdaderamente?

Lo cierto es que los sentimientos que estos pequeños felinos despiertan en el ser humano han cambiado muchísimo a lo largo de la historia. En Egipto, los gatos eran venerados, mientras que en La Edad Media se asociaban con la brujería y eran quemados en hogueras.

Una vez mas, nos abrochamos el cinturón de la aeronave de Mundo Natural para viajar en el tiempo.

Loa gatos, junto con el resto de los felidos, canidos, ursidos, mapaches, tejones, nutrias, visones y otros forman el Orden de los Carnívoros, dentro del Reino Animal. Todos los integrantes de este grupo tienen su origen en una criatura que habito La Tierra hace unos 60 millones de años. Tenia la talla de una jineta, y sus hábitos de caza eran similares, siendo también bastante rápido y ágil. Sin embargo, cuando avanzamos en la historia, descubrimos que estudiar la historia del gato es mas difícil de lo que en un principio podría parecer. Los primeros felidos habitaron las zonas tropicales, que no ofrecen condiciones favorables a la fosilización, lo que dificulta el estudio del registro fósil de esta familia de carnívoros.

Estudios posteriores relacionados con el ADN mitocondrial parte del genoma que no se encuentra en los núcleos celulares sino en las mitocondrias), ha relacionado al gato domestico con el gato salvaje africano. Dicho estudio permitió ver que ambas especies se habrían separado hace unos 130.000 años.

gato africano
Gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) el antepasado del gato domestico, ya que fue la primera especie de gato domesticada. Vive en gran parte de África y Oriente. Suele cazar presas del mismo tipo que los gatos domésticos, como ratones, ratas, otros micromamiferos, aves y reptiles.

Los indicios paleontologicos sitúan la primera domesticación del gato unos 2.000 años antes de Cristo en Egipto. Sin embargo, en 2.004 fue encontrado un gato en una tumba humana en Chipre, lo que adelanto la relación entre gatos y humanos hasta unos 7500 años antes de Cristo. Aquel gato presentaba una morfoanatomía muy similar a la del gato salvaje africano. Se trataba mas de un gato que se había acostumbrado a la presencia del ser humanos. No podía considerarse pues como un animal totalmente domesticado. ¿Por qué se acercaron cada vez mas los gatos a los seres humanos? La historia nos da la respuesta. Esta amistad, o mas bien conveniencia, empieza a forjarse con los inicios de la agricultura como medio de vida. Las plantaciones de cereales y otros productos hortofrutícolas atraían también a animales de la talla de roedores y pájaros, perniciosos para la agricultura pero que resultaron ser las presas naturales de los gatos. Siguiendo a las presas, llegaron pues estos pequeños depredadores a los poblados humanos.

Sucesivos estudios en las zonas del Creciente Fertil, en Oriente, permitieron establecer que la domesticación del gato salvaje africano no había tenido lugar por los Egipcios en el Norte de África, sino en dicha zona de Asia, hace entre 8.000 y 10.000 años.

En Egipto, la domesticación sin embargo, comienza bastante mas tarde. En concreto, unos 3.000 años antes de Cristo. Esta civilización apreciaba a los gatos por encima de a cualquier otra criatura. Ciertamente, son animales que no alcanzan un gran tamaño y llaman poco la atención. Sin embargo, supusieron un antes y un después en la historia del antiguo Egipto. Al eliminar los animales que se acercaban a los graneros, los gatos no solo protegían las cosechas, especialmente las de trigo, sino que también prevenían las enfermedades que los roedores transmitían a los seres humanos. Ademas, en Egipto, otra de las presas comunes de los gatos eran las víboras, por lo que las muertes humanas por mordeduras se vieron reducidas notablemente. Los egipcios fueron pues, un pueblo muy agradecido con estos pequeños felinos.

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Estatua de la Diosa Bastet, muestra de como los egipcios idolatraban a los gatos. Inicialmente, esta civilización rendía culto a felidos mas grandes, como los leones, los cuales eran sin embargo, peligrosos, grandes y agresivos. Los gatos tuvieron fácil el camino para sustituirlos.

Los egipcios transmitían el culto y la necesidad de mantener el bienestar de los gatos de padres a hijos. Los funerales de los gatos eran colmados de todos los honores y la familia a la que el gato fallecido pertenecía guardaba luto y sus miembros se afeitaban las cejas. En las tumbas de estos pequeños felidos, era normal encontrar también ratones embalsamados. En todo Egipto, se han encontrado mas de 300.000 momias de gatos.

Sin embargo, los gatos resultaron ser también la perdición para el antiguo Egipto. Los persas eran conscientes del respeto que los egipcios sentían hacia estos animales, y en el año 525 antes de Cristo, cuando decidieron invadir Egipto, lo hicieron atando gatos a los cuerpos de sus soldados. Los Egipcios, por miedo a herir a los felinos, ni siquiera se defendieron, cayendo su territorio pues, en manos de los persas.

Otros territorios, en concreto, la Antigua Grecia, había ofrecido a Egipto la posibilidad de comerciar con gatos, trato al que los egipcios se negaron. Los griegos decidieron pues, robar gatos. Se llevaron algunas parejas, que algún tiempo después, comenzaron a traer al mundo mas camadas de estos animales. Los griegos comerciaron estos animales con romanos, galos y celtas, extendiendo la tenencia de gatos como animales domésticos a mas civilizaciones del viejo continente. En Grecia, los gatos sustituyeron a animales como la comadreja y la garduña en la desratización de las cosechas. Ademas, eran mas atractivo, refinado y amable que los otros animales. Sin embargo, la acogida del gato en Grecia fue moderada. Los griegos seguían prefiriendo al perro como mascota.

En la civilización vecina, Roma, el gato no era un animal cercano al hombre. Los encargados de las funciones de los gatos en este imperio eran las comadrejas y las serpientes. Por ello, en las representación artísticas y los escritos, aparecen especialmente comadrejas, aunque tardíamente son progresivamente sustituidas por los gatos.

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Representación de un gato en un Mosaico de Pompeya, cerca de Nápoles, en el sur de Italia.

El gato acaba pues extendiéndose por todo el Mediterráneo Europeo y también hacia el norte del Viejo Continente. Europa mantenía ademas muy buenas relaciones comerciales con Asia, lo que hizo que, poco a poco, los gatos se comercializaran también en Asia, siendo intercambiados por sedas y otros materiales. Los primero gatos llegan a China unos 1.000 años antes de Cristo. Tuvo una acogida bastante calurosa, por su belleza y su don de cazar ratones.

En el Siglo VI el gato llega también a Japón, en pleno apogeo del budismo. A veces se lo consideraba como portador de la buena fortuna o mala, en función del diseño de su pelaje.

En La India, los gatos eran venerados de una manera muy similar a como lo fueron en Egipto. La Diosa Sati, similar a la egipcia Bastet, tiene apariencia gatuna. Fabricaban estatuillas huecas, en las que introducían pequeñas lamparas de aceite que daban la sensación de ojos que iluminaban, de la misma manera que los ojos de los gatos brillan en la oscuridad.

Llegada la Baja Edad Media a Europa, el gato goza de buena fama, por el mismo motivo que en las civilizaciones anteriores. Su talento como cazador hace que se gane la simpatía de los campesinos. Incluso en los conventos era empleado para acabar con los roedores, a pesar de que La Iglesia Católica lo consideraba una criatura demoníaca. Incluso imponían penitencias a aquellos que mantuviesen contacto prolongado o se familiarizasen con los gatos. Los irlandeses creían incluso que aquellos alimentos que entraban en contacto con un gato, dejaban de ser comestibles.

La llegada a Europa de las plagas de ratas negras, que resultaban en la destrucción de las cosechar y en las epidemias de la peste negra, hicieron que la gente respetase al gato, ya que era el único animal que perseguía a las ratas. Tras las epidemias de la peste negra, la suerte no sonrió mas a los gatos en Europa. De nuevo fueron considerados criaturas demoníacas. El brillo de sus ojos se asociaba a las llamas del infierno. Se consideraba que el demonio se disfrazaba de gato en sus frecuentes visitas a La Tierra.

En Inglaterra, los reinados de María Tudor e Isabel I estuvieron marcados por las abundantes quemas de gatos en la hoguera. Las noches de San Juan servían para reunir a herejes, asesinos, brujas y gatos, todos ellos quemados posteriormente en hogueras.

El Renacimiento vuelve a ver al gato como animal beneficioso, debido a la caza de los roedores y la protección de las cosechas. El Rey Luis XIV, gran amante de los gatos, prohibió en 1648 la quema de gatos en hogueras durante la noche de San Juan. Esta costumbre paso a considerarse cruel y barbara. Sin embargo, no es hasta la Revolución Francesa cuando acaban las hogueras, las cuales pasan a considerarse como meros actos de superstición.

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Juan José Alférez Cara
Biólogo. Le fascina la naturaleza y esa fuerza moduladora que durante millones de años ha dado lugar a todas las formas de vida que hoy habitan La Tierra, llamada Evolución, y que también ha servido de lienzo para las leyendas de todos esos escritores desde la Antigua Grecia hasta el Siglo XXI. Contacto:juanjoalferez1@gmail.com

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