¿Es el gato un animal doméstico?

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El ser humano es una criatura que destruye todo a su paso. Tanto es así que la próxima Gran Extinción de la Historia de La Tierra se debe enteramente a nuestra especie. Cual termitas, construimos rascacielos de metal y hormigón armado para aislarnos del mundo natural. Sin embargo, como contrapunto, nos rodeamos de animales «domésticos». Demostramos que nos gusta la naturaleza enseñando a nuestros congéneres como recluimos a un pájaro en una jaula.

Sin embargo, hay animales que llevan conviviendo con nosotros miles de años y sorprendentemente parecen seguir queriendo mantener las distancias. No es el caso por ejemplo del perro, que se ha acostumbrado al ser humano hasta tal punto, que para un can, todo gira en torno a su dueño. De ahí que se le aplique el apelativo de «El Mejor Amigo del Hombre».

Pero olvidémonos de los canes, y centrémonos en los gatos. En artículos anteriores hemos visto como los parientes salvajes de estos mininos constituyen verdaderos peligros para la especie humana en lugares donde ambas especies suelen encontrarse. ¿Hay algo que distinga a los gatos de las casas de sus parientes además del tamaño? Lo cierto es que no demasiado. Los gatos tienen un instinto muy fuerte. Incluso cuando se les alimenta a base de piensos y otros productos especiales para mascotas, siguen siendo cazadores activos. De ahí el hecho de que verdaderamente el gato no fue domesticado por el hombre, si no que él mismo se acercó a los asentamientos humanos, ya que en dichos lugares había abundancia de roedores y pájaros que acudían para alimentarse de las cosechas y los graneros. Y es que el gato es un gran depredador.

Uno de los argumentos que empleamos para explicar el potencia depredador del gato es su forma de actuar ante el ser humano. En ocasiones nos dejan acariciarlos (ya que las caricias les hacen recordar los instantes en los que sus madres los acicalan empleando la lengua cuando son cachorros). Sin embargo, sin razón aparente, en otras ocasiones erizan el pelo del lomo y muestran los diente a la menor aproximación de una mano humana. Y es que, para un depredador, cualquier instante es útil para mostrar su instinto de caza.

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Todo en el gato está pensado para ayudarle en la caza. Su columna vertebral es flexible como la de su pariente salvaje el guepardo, lo que le permite dar enorme zancada a la carrera y alcanzar velocidades de hasta 48 kilómetros por hora. Su cola funciona a modo de contrapeso, ayudando al gato a mantener el equilibrio en giros bruscos a gran velocidad. Sus patas contienen almohadillas que les permiten moverse por su entorno sin causar el más mínimo ruido, algo indispensable para un animal que emplea la emboscada como método de caza.

Su visión es excelente. No tienen una percepción del color tan nítida como la nuestra. Sin embargo, a pesar de que podríamos pensar que es desventajoso, para un depredador, la visión del color no es demasiado útil. Cuando la variedad de colores que pueden percibirse con la vista es baja, el depredador no se distrae tan fácilmente y le resulta mucho más fácil localizar a su presa. La posición además de sus ojos les permite ver en profundidad y calcular las distancias (algo importante a la hora de seleccionar una presa, ya que es posible que esta esté demasiado lejos como para atacarla con éxito). Además su visión nocturna es excepcional (siendo incluso mejor que la diurna).

Su oído puede captar el más mínimo rechinar de los dientes de un ratón en la distancia. Su olfato, si bien no es tan desarrollado como el de los cánidos, le permite detectar los rastros de posibles presas y también le ayuda a localizar parejas en celo durante la época de reproducción.

A pesar de ser animales solitarios por naturaleza, los gatos pueden mostrar habilidades sociales insospechadas. Se debe saber, sin embargo, como responder ante ellas. Un gato, ante las personas con las que puede compartir su entorno, reacciona siempre de la misma manera. Se acerca y se restriega contra las piernas y la ropa, dejando en ellas su olor. Percibiendo su propio olor en las personas se siente tranquilo y las reconoce como aliadas. Sin embargo, muchas veces el ser humano reacciona erróneamente cuando el gato se acerca a él, intuyendo que el felino desea ser mimado e interpone sus manos entre su cuerpo y el gato.

Al igual que los perros, los gatos muestran sumisión exponiendo su estómago. NO debe sin embargo, realizarse la acción común que se lleva a cabo con los perros, de acariciar el estómago. Ello puede incluso provocar una reacción agresiva por parte de minino.

Por añadidura, el gato siempre mostrará su superioridad frente a su dueño. Los gatos alimentados con pienso no cazarán para alimentarse. Pero harán algo insólito con sus presas. Las llevarán frente a su dueño. Se estima que en ambientes urbanos, los gatos domésticos provocan la muerte de decenas de miles de roedores, conejos y pájaros.

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Juan José Alférez Cara
Biólogo. Le fascina la naturaleza y esa fuerza moduladora que durante millones de años ha dado lugar a todas las formas de vida que hoy habitan La Tierra, llamada Evolución, y que también ha servido de lienzo para las leyendas de todos esos escritores desde la Antigua Grecia hasta el Siglo XXI. Contacto:juanjoalferez1@gmail.com

4 Comentarios

  1. ¿Cuál es el origen del gato? Siempre me lo he preguntado. ¿Es cierto que antes de la época de los faraones, no se conoce existencia alguna de estos animales? ¿Existían antes de los Egipcios?. Me encantaría saber este pequeño misterio! Un abrazo compañero y excelente el artículo.

  2. Querido amigo y compañero (en ese orden) Iván, me alegro de que te haya interesado mi artículo. Y en lo referente a tus preguntas, te aseguro que hay otro artículo en marcha sobre las mismas. Un abrazo !!

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