«Cavernautas»… a la conquista de las cuevas extraterrestres

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Hace pocos días la existencia de una enorme cueva ha sido confirmada en nuestra vecina Luna. Se trata de una cavidad subterránea que debido a su gran tamaño podría albergar a varias ciudades del tamaño de Filadelfia. Las mediciones y datos obtenidos confirman lo que muchos científicos y astrofísicos habían ya predicho. Formaciones de cuevas a base de tubos drenados de lava que podrían algún día ser el lugar idóneo para construir y mantener futuros asentamientos humanos; «Cavernautas»… a la conquista de las cuevas extraterrestres.

La cueva ha sido estudiada gracias a la sonda lunar japonesa SELENE, cuyas siglas significan Selenological and Engineering Explorer pero onocida coloquialmente por Kaguya. Este nombre procede del personaje del folclore japonés cuyo significado es Princesa de Luz Brillante procedente de la Luna. Esta sonda ya recogió datos sobre el agujero y posible entrada desde la superficie lunar en el año 2009. La apertura se encuentra localizada en las Colinas Marius situadas en el Oceanus de Procellarum u Océano de las Tormentas. En esta zona se encuentra la mayor concentración de material volcánico de toda la Luna.

El agujero de una abertura de algo más de 65 metros de ancho y una profundidad estimada de 36 metros fue fotografiado desde afuera. Lograron capturar imágenes del interior confirmando la existencia de un pasaje horizontal. Según las mediciones que realizaron no parece ser un caso aislado y se cree que existen mas túneles en las inmediaciones.

Imagen de la entrada a la cueva descubierta en la Luna por la sonda Selene.

Aunque ya hace casi 50 años que el hombre visitó por primera vez la Luna, nadie ha conseguido permanecer más de 3 días en ella. Las fuertes variaciones de temperatura, la ausencia de atmósfera y de campos magnéticos  permiten que las radiaciones solares y cósmicas afecten directamente.

Se piensa que estos agujeros conocidos como Skylights (tragaluz) se han formado al colapsarse la parte superior de túneles de lava cercanos a la superficie. Ya Verne Oberbeck y su equipo de investigación de la NASA propuso en 1969 la existencia de túneles de lava basáltica en la Luna. Siguió unas serie de rasgos y patrones para localizarlos, llamados sinuous rilles o surcos sinuosos observados en la Luna y Marte.

Las fosas se producen cuando al impactar algún asteroide se funde la roca escapándose la lava a través de fracturas, formándose cuevas bajo el cráter. Estos tubos están formados por lava que se ha drenado provocando el enfriamiento de sus paredes y endurecimiento de materiales. También se cree que pueden formarse por fracturas tectónicas y tensiones producidas en la corteza.

Para confirmar la existencia de esta oquedad subterránea se encontró un patrón de eco distinto al habitual en las señales. Se recogió una disminución del eco en la señal rebotada por la superficie lunar seguida de un segundo pico mucho más grande. Esta última señal sugería que se trataba de una zona hueca parecida a un tubo. Gracias a la misión GRAIL (Gravity Recovery and Interior Laboratory) se han recopilado datos sobre los campos gravitatorios lunares. Se ha verificado que en aquellas zonas subterráneas huecas hay menos fuerza gravitatoria, lo cual podría servir como claros indicadores.

Imágenes creadas por la misión GRAIL de la NASA donde se aprecian anomalías gravitatorias en la Luna formando túneles de más de 500 km de largo.

Estos datos han despertado a la administración Trump y ha sido el vicepresidente Mike Pence quien ha declarado que va a potenciar las misiones de envío de astronautas a la Luna y más tarde a Marte. El objetivo serán estas cavidades donde se podrá entrenar y estudiar técnicas de exploración para el futuro de la colonización humana espacial.

El hombre desde tiempos ancestrales ha buscado lugares donde vivir seguro de animales salvajes y donde cobijarse de las inclemencias meteorológicas. Las cavernas eran lugares para la vida y el culto durante milenios. Muchas culturas en lugares dispares de nuestro planeta han dejado sus huellas en cuevas. Animados por temperaturas agradables y regulares durante todo el año.

Las cuevas podrían albergar las respuestas a muchas de nuestras preguntas sobre la formación de planetas y de nuestro sistema solar. Se podría saber si hubo o hay vida en lugares como Marte o la Luna. Si en la Tierra ocurriera algún fenómeno apocalíptico, seguramente los últimos seres con vida serían encontrados en cuevas. En estos lugares interaccionan el agua, el calor y algunos minerales como sulfatos creando ambientes idóneos para la vida, aunque sea microbiana.

Hoy día tenemos constancia de la existencia de más cuevas en la Luna como en la zona del Mare Tranquiliatis o Mar de la Tranquilidad.  En Marte se piensa que las formaciones son similares a los de la Luna, tubos volcánicos, fracturas en el suelo y fosas. Conocemos volcanes gigantescos como los de la región de Tharsis donde las cuevas podrían ser increíblemente grandes, o en la región del Monte Olimpo donde existen largos túneles vacios debajo de la superficie.

Las agencias ya llevan años desarrollando programas de cómo llevar a cabo la explotación de una cueva fuera de la Tierra. Pero como suele ocurrir, la ciencia ficción se adelantó ya hace algunos años. Películas como la Guerra de las Galaxias o Dune muestran naves surcando kilométricas cuevas subterráneas perseguidas por gigantescas y extrañas criaturas.

A la izquierda vemos una imagen de la Mars Express de dos supervolcanes (Ceraunius Tholus el más grande y Tolus Uranio el más pequeño) en la región de Tharsis en el hemisferio norte de Marte. A la derecha el Monte Olimpo también en Marte, el mayor volcán conocido del sistema solar con una altura de más de 21 km.

Se piensa que algunas de estas cuevas puedan tener rampas naturales que permitan enviar vehículos o robots hacia el interior. Enviar sondas capaces de penetrar en el agujero y poder generar mapas. En el 2020 una nueva generación de radares estarán en funcionamiento. Serán los llamados RIMFAX o Radar Image for Mars Subsurface Experiment. Estos radares serán capaces de penetrar en el subsuelo en decenas de metros y generar imágenes a través de los ecos recibidos informando del tipo de material presente.

Aquí en la Tierra existen numerosas cuevas de tipo volcánicas y muy parecidas que han sido estudiadas por espeleólogos, como las de Hawái, Islandia, Australia o Sicilia.  Curiosamente son, en éstas y otras cuevas, donde muchos astronautas son entrenados con cursos especializados. Como ocurre en el proyecto ESA CAVES (Cooperative Adventure for Valuing and Exercising HBP Skills) donde un grupo de astronautas se entrena a más de 800 metros de profundidad. Permanecen durante 6 noches recogiendo datos y desarrollando experimentos. Tratan de adaptarse a este medio diferente, siendo lo más parecido a vivir en otro mundo.  Según los astronautas es como si estuvieran en otro planeta, aislados de los ciclos del día y de la noche. Realizan multitud de ejercicios con la misión de prepararse frente a retos físicos y mentales. Aprenden técnicas y utilizan equipos novedosos para poder realizar mapas 3D. Prueban dispositivos innovadores como por ejemplo los XFerra, dispositivos de comunicaciones móviles capaces de atravesar las gruesas paredes de las cuevas. Pueden hasta descubrir y catalogar especies desconocidas como pequeños crustáceos.

Quién sabe si el futuro de la especie humana está de nuevo unido a las cuevas. Por genética estamos preparados, ya que las habitamos durante miles de años. En su interior nos sentimos seguros y conectados con lo espiritual, con otros mundos…

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

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