Baychimo, el barco fantasma del Ártico

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En 1914 se construyó el barco carguero a vapor SS Baychimo en Suecia en el astillero de Gotemburgo, de acero, muy resistente, hecho para las rutas con hielo, se empleaba como carguero para el transporte de pieles  que conseguían de los esquimales a cambio de víveres y otros utensilios. Fue construido para la marina alemana para la Primera Guerra Mundial y después pasó a ser inglés. En Julio de 1931 salió de Vancouver para recorrer 2000 millas camino de las islas Victoria. Una vez arribó a su destino cargó las pieles y el 1 de octubre emprendió la travesía de vuelta.  La tripulación estaba compuesta del Capitán Cornwell que era capitán desde el 1923 y 36 tripulantes más. Todos eran conscientes de la dureza del recorrido pero ninguno se imaginaba que sería el último viaje a bordo del que fue conocido como el barco fantasma del Ártico.

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Fotografía real de barco de vapor Baychimo (1931).

El 1 de octubre, el barco quedó atrapado en una masa de hielo, una banquisa,  a una media milla de la costa en pleno océano glacial ártico. Cerca había un pueblecito costero, Barrow,  al cual se dirigieron tras decisión del capitán ya que el tiempo estaba bastante malo, tormentoso, sobre todo con mucho viento,  se desembarcaron y se dirigieron a este pueblo. Se refugiaron en él,  a los dos días al calmar el temporal decidieron volver al barco. Cuando llegaron al sitio donde lo habían dejado comprobaron que el barco se había liberado solo del hielo y se encontraba a la deriva en la misma zona. Entonces debido al mal tiempo, los tripulantes decidieron esperar para poder recuperar la nave. Para esto construyeron una especie de refugio de madera cerca de él y así poder tenerlo vigilado. Debido a que las condiciones meteorológicas seguían siendo duras y no había mejoría, el capitán mandó un SOS , y el 15 de octubre dos aviones los rescataron a todos menos al capitán y a 14 tripulantes que se negaron a abandonar la nave y optaron por permanecer refugiados. Recibieron provisiones del armador y esperarían refugiados a que pasara el duro invierno

El 24 de noviembre de 1931, una ventisca terrible les rodeo y tuvieron una visibilidad casi nula durante varios días. Cuando la tormenta terminó el Baychimo no estaba en su sitio, había desaparecido, no había rastro de él. El capitán y la tripulación pensaron que el barco se habría hundido por causa del fuerte viento. La tripulación desmontó el campamento partiendo de nuevo hacia el pueblo más cercano.

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Refugio construido por la tripulación para vigilar de cerca al Baychimo.

Una semana más tarde un cazador inuit local informó a la tripulación de que había visto un barco que coincidía con las características del Baychimo, a unas 45 millas de distancia al sur de donde desapareció. La tripulación se preparó y se dirigió hacia la posición donde el cazador dijo haberlo avistado días antes. Efectivamente el barco estaba allí, lo abordaron y fueron embarcando. Pero el estado del barco no era bueno, el capitán comprobó que estaba bastante dañado por el hielo y las tormentas y de que no estaba en condiciones óptimas para navegar. Decidió por tanto descargar la mercancía que estaba compuesta por pieles e intentar salvar la carga. La cual fue transportada por el armador del barco en aviones. El capitán y los tripulantes que quedaban abandonaron el barco y dejaron aquel lugar

A partir de entonces el barco empezó a ser avistado en varios sitios e intermitentemente. El primero fue varios meses después del abandono y a unas 300 millas al oeste. Más tarde se dieron avistamientos casi anualmente. Daba la sensación de que aquel maltrecho barco se movía como pez en el agua por aquellas costas congeladas. Deambulaba por la costa y mar adentro sin supuestamente nadie que lo gobernara. Existieron intentos de remolcarlo por algunos pescadores locales pero los cabos y cadenas se terminaban rompiendo, aquella nave pesaba cada vez más por el hielo acumulado. Se dieron incluso intentos de abordajes para apropiarse de él, pero fueron inútiles, debido a la dificultad de la maniobra y a algunos motivos extraños que no trascendieron y que forzaban a los que lo intentaban a desistir, incluso habrían existido fallecidos en el intento. Todo parecía indicar que el Baychimo quería ser libre y seguir surcando los gélidos canales del Ártico.

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Baychimo atrapado en el hielo.

Por todo esto empezó a tener fama de barco misterioso y maldito, barco de mal agüero. Las embarcaciones que se encontraban con él lo esquivaban, no querían cruzarse en su rumbo. En el 1939 hubo otro intento furtivo de abordaje el cual fue también fallido. Ya no se le volvió a ver más hasta 23 años después por las aguas del Ártico. En marzo de 1962 un grupo de esquimales lo vieron cerca de la costa del Mar de Beaufort, a miles de millas de sus primeros avistamientos. A partir de entonces como si hubiera resurgido de un letargo de décadas, se dejó ver varias veces, hasta que en 1969 apareció atrapado en el hielo divisado interceptado por el buque rompehielos «Manhattan». Se organizó una expedición para ir en su encuentro e inspeccionarlo pero cuando estaban llegando a la última posición conocida, de nuevo se había liberado, había emprendido su ruta, el barco fantasma ya no estaba allí y nunca mas se supo de él.  El gobierno de Alaska en 2005 anunció sus intenciones de iniciar un proyecto de búsqueda del Baychimo pero no se ha encontrado nada desde entonces. Su ubicación seguirá siendo un misterio, nada impedirá que este barco fantasma surque las aguas frías del Ártico, y presentándose algún día para estremecer a aquel que ose a interponerse en su camino…

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JASS
Ingeniero de sistemas navales, seguidor del misterio, del fenómeno OVNI y de lo paranormal. Skywatcher, astronauta de salón, y sobre todo cadista. Le gusta escribir sobre historias de barcos. Colaborador en Informe Enigma. Cofundador y miembro del Grupo Zpectrum Cádiz Contacto: joseasanchezs72@gmail.com

2 Comentarios

  1. Gracias por tu comentario!! Se dejó de ver allá por el 1969…apunta a que se hundiría destrozado por el hielo y los temporales. De todas formas quien sabe, igual aparece un día de estos con el deshielo…

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